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Film francés, Entre los Muros.-ESPACIO CURRIC.-TEORÌAY PROC. CURRICULAR-3º AÑO.-LUCIO.

Grupos heterogéneos Entre los muros: un film que (se) interroga sobre la educación La película de Laurent Cantet está basada en la obra del escritor y docente François Begaudeau, que también protagoniza el film, encarnando a M. Marin. Junto a él, un grupo de actores no profesionales, seleccionados entre los estudiantes de una escuela media de París, recrean la vida en la escuela. La extraordinaria calidad del resultado hizo que Entre los muros se alzara con el premio mayor en el Festival de Cannes de 2008, barriendo con el glamour, la celebridad y las superproducciones. Entre los muros es no solo un film ineludible para los educadores sino un sugerente material para compartir y discutir con los alumnos.

WERNER JAEGER Paideia: los ideales de la cultura griega

FOTOS DE CURSOS,CONFERENCIAS,FOROS , ECT.CON ESCRITORES/AS. LUCIO

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RESUMEN Y REFLEXIÓN DE LA PELICULA-ESCRITORES DE LA LIBERTAD.

Este trabajo es una invitación a todos los docentes enamorados de su carrera, para que reflexionen acerca de su que-hacer pedagógico y la necesidad de innovar en la educación.

TRAILER DE LA PELICULA-LOS CORISTAS-PARA REFLEXIÓN DE LOS DOCENTES.

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sábado, 17 de abril de 2010

DANIEL, MOYANO. ESCRITOR.LUCIO.


Daniel Moyano

Novelista y cuentista argentino radicado en La Rioja desde su juventud hasta el golpe militar de Marzo 1976. Luego de ser encarcelado y torturado, fue liberado bajo amenaza de muerte y se exilió en España donde falleció en 1992. Admirado por Augusto Roa Bastos, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Leopoldo Marechal entre muchos otros grandes escritores. Es considerado merecidamente como uno de los mayores narradores de la lengua española de la segunda mitad del Siglo XX.

Biografía

Nació en Buenos Aires, el 6 de octubre en 1930. Pasó su infancia en la ciudad de Córdoba y luego se radicó en la provincia de La Rioja. A principio de 1959 se traslada a La Rioja. Trabajó para la Fundación del diario El Independiente e inició su carrera como periodista que lo llevaría a ser corresponsal del diario Clarín y colaborador de la revista Primera Plana. También fue violinista del Cuarteto de Cuerdas y Orquesta de Cámara, y profesor en el Conservatorio Provincial de Música.

Entre 1960 y 1974 publicó las colecciones de cuentos “Artistas de variedades”, “La Lombriz”, “El fuego interrumpido”, “El oscuro” y “El trino del diablo”; y las novelas “Una luz muy lejana”, “El oscuro” y “El trino del diablo”.

Fue detenido por la dictadura militar argentina en su casa de La Rioja, un día después de producirse el Golpe de Estado: el 25 de marzo de 1976. Luego de quedar en libertad se exilió definitivamente en España. Allí fue obrero en una fábrica de maquetas para poder subsistir.

Durante su exilio publicó en Madrid la novela “El vuelo del tigre” -que había escrito y enterrado en La Rioja-, “Libro de navíos y borrascas”, “Tres golpes de timbal” y su obra póstuma, el libro de relatos de “Un silencio de corchea”. En 1985 recibió el Premio Juan Rulfo por su cuento “Relato del halcón verde y la flauta maravillosa”. Posteriormente, a su actividad literaria se le fueron sumando talleres literarios, encuentros de escritores y cursos sobre literatura argentina en las universidades de Madrid, Cadiz, Móstoles y Oviedo. También trabajó como crítico literario del diario El mundo, de España.

Murió en España el 1º de julio de 1992. Recientemente se publicaron dos de sus novelas, en Buenos Aires la primera edición de “¿Dónde estás con tus ojos celestes?” y en España la reedición de “El trino del diablo y otras modulaciones”.



Cronología

1930

Nace el 6 de octubre en Buenos Aires.

1934

Su familia se traslada a las sierras cordobesas.

1937

Luego del fallecimiento de su madre, viaja a la ciudad de Córdoba, en dónde cursará sus estudios y trabajará de albañil.

“Después de vivir con mis abuelos pasé de tío en tío. Mi padre desapareció. Reapareció años después. Todos los tíos me dieron material para los cuentos… Pasé un tiempo en un reformatorio, y mi hermana en un colegio de monjas, donde nos colocó un tío”, relató en una entrevista con Andrew Graham-Yooll, en agosto de 1987 y noviembre de 1988, publicada en el suplemento Radar/Libros del diario Página/12, el 26 de junio de 2005.

1947

“Cuando me tuve que enrolar en Córdoba, no tenía documento. Mi padre le había dicho a mi madre: ‘Hay que hacer los trámites para anotarlo a Daniel’, pero mi mamá dijo: ‘Daniel está anotado en el cielo, qué me importan los papeles’. Estoy anotado en el cielo, con el pastor, pero no en la tierra. Escribimos a Buenos Aires y nos dijeron que viajáramos. No fui a Buenos Aires, costaba un dineral. Un juez en Córdoba me dijo: ‘Venite con dos testigos falsos, decí que naciste en Córdoba un año antes, y entonces te enrolamos y no te cobramos’. Me enrolé a los diecisiete e hice el servicio a los diecinueve. En los papeles figuro nacido en Córdoba, el 6 de octubre del ‘29. Nací en Buenos Aires el 6 de octubre del ‘30. Mis testigos falsos fueron un violinista gallego y un ave negra de esas que andan en los tribunales, que dijo: ‘Yo me ocupé, Sr. Juez, de los servicios de obstetricia’. El violinista dijo: ‘Pues mire, yo he estado ahí sentado, leyendo una partitura y me puse a tocar el violín, y me dijeron: ¡Ha sido un varón!’”, de la entrevista de Andrew Graham-Yooll.

1957

Su libro de cuentos “Artistas de variedades” gana el concurso organizado por la Editorial Assandri, de Córdoba.

1959

Viaja a la provincia de La Rioja. Allí trabajará para el diario “El Independiente” e iniciará su carrera de periodista.

1960

La editorial Assandri publica su libro de cuentos “Artistas de variedades”.

Comienza a trabajar como corresponsal del diario Clarín en La Rioja. Es violinista del Cuarteto de Cuerdas y Orquesta de Cámara, y profesor en el Conservatorio Provincial de Música.

1963

Aparece, en Buenos Aires, su libro de cuentos “El rescate”, publicado por Burnichón Editor (es reeditado en 2005 por Interzona Editora).

“Los diecinueve cuentos reunidos en ‘El rescate’ (…) rescriben esa sensación quizás trasplantada de su vida: lo de Moyano es, antes que nada, un tono. Y es, además, el tono que lo caracteriza, independientemente de que algo hay de sus resonancias, ahora, que parece un poco añejo, quizás vencido por las tendencias post y la sobreabundancia de textos montados sobre la experiencia de los discursos contextuales, inmediatos, reales. Porque el modelo de Moyano es uno que tal vez ya no existe pero que igual conserva, en algún punto, la frescura del origen. Transido por la construcción metafórica a partir de un patrón realista (que llevó al máximo en su novela menor ‘El trino del diablo’, publicada por Sudamericana en 1974, que podría leerse, incluso, en clave de ciencia ficción), el camino de estos relatos alterna entre la vertiente realista y la pulsión fantástica, a la que se agregan un par de textos -los más ‘recientes’- que no desoyen el homenaje (Kafka y Cortázar) con formas breves y con una suerte de interesante alegoría de estilo”, escribió Alfonso Mallo en el sitio www.bazaramericano.com, noviembre de 2005.

1964

Se publica su libro de cuentos “La lombriz”, con prólogo de Augusto Roa Bastos (Nueve 64 Editora).

1966

La editorial Sudamericana, de Buenos Aires, publica su novela “Una luz muy lejana”.

“La dominante del desarraigo y la marginalidad (a la que no es ajena su experiencia de habitante del interior: ‘La Rioja es la última provincia del país, la más pobre, la más olvidada. Es latinoamericana por donde se la mire’) como resultante de un fenómeno social: la emigración de los habitantes de las provincias pobres hacia las grandes ciudades, determina las diferentes articulaciones de las tres novelas: ‘Una luz muy lejana’, que por otra parte es la que más desarrolla núcleos temáticos presentes ya en los cuentos, sigue el extrañamiento del personaje y su imposibilidad de encontrar el propio espacio en la ciudad que lo desborda y lo deja de lado. En la segunda, ‘El oscuro’, la lucha del protagonista entre el rechazo de su origen humilde y ‘oscuro’ y la imposibilidad de ser aceptado plenamente por el ámbito social elegido, determina la paranoia como último refugio para resolver el conflicto; mientras que ‘El trino del diablo’ ejemplifica en forma de alegoría humorística el drama del artista provinciano sin posibilidades de trabajo ni de inserción social, forzado a emigrar a Buenos Aires, donde lo espera la miseria y el desarraigo”, escribe en el prólogo de “La espera y otros cuentos”, Ana María Amar Sánchez.

1967

Se publican, en Buenos Aires, sus libros de cuentos “El monstruo y otros cuentos” (Centro Editor de América Latina) y “El fuego interrumpido” (Sudamericana).

Recibe el Premio de Novela Primera Plana por su novela “El oscuro”.

1968

La editorial Sudamericana publica su novela “El oscuro”.

1969

Trabaja como colaborador para la Revista Primera Plana.

1970

En Caracas, Venezuela, se publica su libro de relatos “Mi música es para esta gente” (Monte Ávila Editores).

1974

Se publican, en Buenos Aires, su libro de cuentos “El estuche del cocodrilo” (Ediciones del Sol) y su novela “El trino del diablo” (Sudamericana).

1976

Un día después de producirse el Golpe de Estado, el 25 de marzo, es detenido en su casa de La Rioja por las Fuerzas Armadas y luego de quedar en libertad se exilió definitivamente en España. Allí fue obrero en una fábrica de maquetas para poder subsistir.

“El día del golpe de 1976 yo estaba en Córdoba, intentando inscribirme en la Facultad de Filosofía, porque se me había ocurrido estudiar. Cuando regresé a La Rioja había controles como si fuera una ciudad ocupada. Llegué a casa… Me dijeron que habían detenido a casi todos los intelectuales. Muchos eran del diario El Independiente. Además estaba detenido Ramón Eloy López, un poeta, un sacerdote, uno de los tres miembros del Partido Comunista, algunos de la JP y el arquitecto que proyectó la cárcel. Lo metieron en la celda de castigo. Esa noche dormí en casa, sabía que me podían detener. Había sido amenazado por la Triple A, y por LV14, la emisora local. Una locutora estaba leyendo un capítulo por día de ‘El trino del diablo’ y le dijeron que si seguía leyendo iban a volar la radio. Me amenazaron a mí, recurrí al gobernador, Carlos Menem y me había puesto custodia policial en casa. Me levanté temprano, estaba preparando mi ingreso a la Facultad con ese placer de entrar por primera vez a esas disciplinas. Abrí un libro y vi que se detenía un auto: eran cuatro, tres caminaron despacio hacia casa. Mi hija María Inés, de siete años, dormía. Mi hijo Ricardo, que tenía catorce, estaba levantado junto a dos hijos de una familia amiga, y estaba mi mujer. Me apresuré a abrirles la puerta antes de que la derribaran. Era el 25. Pregunté si me podía cambiar de ropa. Dijeron, ‘Sí, pero pronto’, y me acompañaron al dormitorio. ‘¿Llevo documentos?’ ‘No los va a necesitar’, dijo uno. Eso me asustó. Pero no tuve tiempo de tener miedo. Quedé incapaz de reaccionar porque eso era insólito. Yo era periodista, además de escritor, trabajaba para Clarín, y músico y plomero. Me llevaron de casa al cuartel, en silencio. Estaba cerca. Al cuartel entré a los empujones. En un salón enorme estaba media La Rioja de pie, contra la pared (no nos dejaban sentar), con un colchón al lado. (…) Me enteré de que mis libros los secuestraron de la librería Riojana y los quemaron en el cuartel, junto con los de Cortázar y Neruda. Qué honor. Bajé siete kilos en doce días: hacía gimnasia a escondidas. Cuando me dijeron que podía abandonar la provincia, me fui a Buenos Aires, gestioné mi pasaporte, volví a La Rioja y en una semana levanté mi casa. El 24 de mayo de 1976, tomamos el ‘Cristóforo Colombo’, y el 8 de junio comenzó el exilio en Barcelona,” relató en la entrevista con Andrew Graham-Yooll.

1981

En Madrid, la editorial Legasa publica su novela “El vuelo del tigre”.

1982

El Centro Editor de América Latina, de Buenos Aires, publica su libro “La espera y otros cuentos”, con selección y prólogo de Ana María Amar Sánchez.

1983

En Buenos Aires, la editorial Legasa publica la novela “Libro de navíos y borrascas”.

1984

Recibe el Premio Konex Diploma al Mérito en la categoría “Cuento: primera obra publicada después de 1950″.

1985

Obtiene, en París, el Premio Juan Rulfo por el cuento “Relato del halcón verde y la flauta maravillosa”.

1989

La editorial Alfaguara de Madrid, publica su novela “Tres golpes de timbal”.

1990

Recibe el Premio Boris Vian por “Tres golpes de timbal”.

Trabaja como crítico literario para el diario madrileño “El Mundo”.

1992

El 1º de julio, muere en España.

1999

En España, KRK ediciones publica su libro de relatos “Un silencio de corchea”.

2005

La editorial Gárgola, de Buenos Aires, publica póstumamente su novela “Dónde estás con tus ojos celestes”.

“Escrita en Oviedo y Madrid, lugares de residencia de Moyano desde su exilio en 1976, la novela ‘no tuvo la oportunidad de la más mínima corrección ni reescritura’, como señala en el prólogo su hijo, Ricardo Moyano. Sin embargo, ‘Dónde estás con tus ojos celestes’ es una sensible y lograda novela sobre los recuerdos, que representa un cierre del prolífico recorrido literario del autor. (…) Con exceso de sentimentalismo algunas veces, con buen equilibrio entre el humor y la reflexión otras tantas, la novela encuentra uno de sus mejores momentos en el diálogo imaginario y ciertamente ‘musical’ que entabla el narrador con la estatua del general realista Pezuela, bajo los registros del español antiguo y la lengua gauchesca, al que se suma un italiano hablando en cocoliche. En éste como en otros momentos, las capas de imaginación, recuerdo y realidad se mezclan para llenar ese espacio vacío que se abre entre el desarraigo y el intento de recobrar lo perdido. La novela de Moyano es, por ello, su último testimonio de esta búsqueda”, escribió Soledad Quereilhac en el diario La Nación, Buenos Aires, 14 de agosto de 2005.

2006

Comienzan a reeditarse sus obras en España, una calle de Oviedo lleva su nombre, se organizan eventos académicos en Europa en su honor, abundan estudios y ensayos sobre su narrativa. En Córdoba, Argentina, existen Talleres, Seminarios y el Premio Provincial de Novela “Daniel Moyano”.

2009

Tropo Editores, de España, reedita su novela “El Trino del Diablo y otras modulaciones” con prólogo de Mario Benedetti, edición acompañada por una serie de cuentos como “Tía Lila”, la llave que encontró Moyano para poder volver a escribir luego de varios años en el exilio, “Desde los parques” y “El halcón verde y la flauta maravillosa”.

Entrevista a Juan Rulfo en el programa A Fondo de TVE, 1977, 46 minutos

Juan Rulfo




Nombre Juan Rulfo

Nacimiento 16 de mayo de 1917

San Gabriel, Jalisco, México

Defunción 7 de enero de 1986

Ciudad de México

Ocupación escritor, guionista y fotógrafo

Nacionalidad mexicano

CUENTO LA EXCAVACIÓN-

La excavación
Augusto Roa Bastos.
El primer desprendimiento de tierra se produjo a unos tres metros, a sus espaldas. No le pareció al principio nada alarmante. Sería solamente una veta blanda del terreno de arriba. Las tinieblas apenas se pusieron un poco más densas en el angosto agujero por el que únicamente arrastrándose sobre el vientre un hombre podía avanzar o retroceder. No podía detenerse ahora. Siguió avanzando con el plato de hojalata que le servía de perforador. La creciente humedad que iba impregnando la tosca dura lo alentaba. La barranca ya no estaría lejos; a lo sumo, unos cuatro o cinco metros, lo que representaba unos veinticinco días más de trabajo hasta el boquete liberador sobre el río.

Alternándose en turnos seguidos de cuatro horas, seis presos hacían avanzar la excavación veinte centímetros diariamente. Hubieran podido avanzar más rápido, pero la capacidad de trabajo estaba limitada por la posibilidad de desalojar la tierra en el tacho de desperdicios sin que fuera notada. Se habían abstenido de orinar en la lata que entraba y salía dos veces al día. Lo hacían en los rincones de la celda húmeda y agrietada, con lo que si bien aumentaban el hedor siniestro de la reclusión, ganaban también unos cuantos centímetros más de "bodega" para el contrabando de la tierra excavada.



La guerra. civil había concluido seis meses atrás. La perforación del túnel duraba cuatro. Entre tanto, habían fallecido, por diversas causas, no del todo apacibles, diecisiete de los ochenta y nueve presos políticos que se hallaban amontonados en esa inhóspita celda, antro, retrete, ergástula pestilente, donde en tiempos de calma no habían entrado nunca más de ocho o diez presos comunes.



De los diecisiete presos que habían tenido la estúpida ocurrencia de morirse, a nueve se habían llevado distintas enfermedades contraídas antes o después de la prisión; a cuatro, los apremios urgentes de la cámara de torturas; a dos, la rauda ventosa de la tisis galopante. Otros dos se habían suicidado abriéndose las venas, uno con la púa de la hebilla del cinto; el otro, con el plato, cuyo borde afiló en la pared, y que ahora servía de herramienta para la apertura del túnel.



Esta estadística era la que regía la vida de esos desgraciados. Sus esperanzas y desalientos. Su congoja callosa, pero aún sensitiva. Su sed, el hambre, los dolores, el hedor, su odio encendido en la sangre, en los ojos, como esas mariposas de aceite que a pocos metros de allí -tal vez solamente un centenar- brillaban en la Catedral delante de las imágenes.



La única respiración venía por el agujero aún ciego, aún nonato, que iba creciendo como un hijo en el vientre de esos hombres ansiosos. Por allí venía el olor puro de la libertad, un soplo fresco y brillante entre los excrementos. Y allí se tocaba, en una especie de inminencia trabajada por el vértigo, todo lo que estaba más allá de ese boquete negro.



Eso era lo que sentían los presos cuando escarbaban la tosca con el plato de hojalata, en la noche angosta del túnel.







Un nuevo desprendimiento le enterró esta vez las piernas hasta los riñones. Quiso moverse, encoger las extremidades atrapadas, pero no pudo. De golpe tuvo exacta conciencia de lo que sucedía, mientras el dolor crecía con sordas puntadas en la carne, en los huesos de las piernas enterradas. No había sido una simple veta reblandecida. Probablemente era una cuña de tierra, un bloque espeso que llegaba hasta la superficie. Probablemente todo un cimiento se estaba sumiendo en la falla provocado por el desprendimiento.



No le quedaba otro recurso que cavar hacia adelante con todas sus fuerzas, sin respiro; cavar con el plato, con las uñas, hasta donde pudiese. Quizá no eran cinco metros los que faltaban, quizá no eran veinticinco días de zapa los que aún lo separaban del boquete salvador de la barranca del río. Quizá eran menos, sólo unos cuantos centímetros, unos minutos más de arañazos profundos. Se convirtió en un topo frenético. Sintió cada vez más húmeda la tierra. A medida que le iba faltando el aire, se sentía más animado. Su esperanza crecía con la asfixia Un poco de barro tibio entre los dedos le hizo prorrumpir en un grito casi feliz. Pero estaba tan absorto en su emoción, la desesperante tiniebla del túnel lo envolvía de tal modo, que no podía darse cuenta de que no era la proximidad del río, de que no eran sus filtraciones las que hacían ese lodo tibio, sino su propia sangre brotando debajo de las uñas y en las yemas heridas por la tosca. Ella, la tierra densa e impenetrable, era ahora la que, en el epílogo del duelo mortal comenzado hacía mucho tiempo, lo gastaba a él sin fatiga y lo empezaba a comer aún vivo y caliente. De pronto, pareció alejarse un poco. Manoteó al vacío. Era él quien se estaba quedando atrás en el aire como piedra que empezaba a estrangularlo. Procuró avanzar, pero sus piernas ya irremediablemente formaban parte del bloque que se había desmoronado sobre ellas. Ya ni las sentía. Sólo sentía la asfixia. Se estaba ahogando en un río sólido y oscuro. Dejó de moverse, de pugnar inútilmente. La tortura se iba transformando en una inexplicable delicia. Empezó a recordar.







Recordó aquella otra mina subterránea en la guerra del Chaco, hacía mucho tiempo. Un tiempo que ahora se le antojaba fabuloso. Lo recordaba, sin embargo, claramente, con todos los detalles.



En el frente de Gondra, la guerra se había estancado. Hacia seis meses que paraguayos y bolivianos, empotrados frente a frente en sus inexpugnables posiciones, cambiaban obstinados tiroteos e insultos. No había más de cincuenta metros entre unos y otros.



En las pausas de ciertas noches que el melancólico olvido había hecho de pronto atrozmente memorables, en lugar de metralla canjeaban música y canciones de sus respectivas tierras.



El altiplano entero, pétreo y desolado, bajaba arrastrado por la quejumbre de las cuecas; toda una raza hecha de cobre y castigo, desde su plataforma cósmica bajaba hasta el polvo voraz de las trincheras. Y hasta allí bajaban desde los grandes ríos, desde los grandes bosques paraguayos, desde el corazón de su gente también absurda y cruelmente perseguida, las polcas y guaranias, juntándose, hermanándose con aquel otro aliento melodioso que subía desde la muerte. Y así sucedía porque era preciso que gente americana siguiese muriendo, matándose, para que ciertas cosas se expresaran correctamente en términos de estadística y mercado, de trueques y expoliaciones correctas, con cifras y números exactos, en boletines de la rapiña internacional.







Fue en una de esas pausas en que en unión de otros catorce voluntarios, Perucho Rodi, estudiante de ingeniería, buen hijo, hermano excelente, hermoso y suave moreno de ojos verdes, había empezado a cavar ese túnel que debía salir detrás de las posiciones bolivianas con un boquete que en el momento señalado entraría en erupción como el cráter de un volcán.



En dieciocho días los ochenta metros de la gruesa perforación subterránea quedaron cubiertos. Y el volcán entró en erupción con lava sólida de metralla, de granadas, de proyectiles de todos los calibres, hasta arrasar las posiciones enemigas.



Recordó en la noche azul, sin luna, el extraño silencio que había precedido a la masacre y también el que lo había seguido, cuando ya todo estaba terminado. Dos silencios idénticos, sepulcrales, latentes. Entre los dos, sólo la posición de los astros había producido la mutación de una breve secuencia. Todo estaba igual. Salvo los restos de esa espantosa carnicería que a lo sumo había añadido un nuevo detalle apenas perceptible a la decoración del paisaje nocturno.



Recordó, un segundo antes del ataque, la visión de los enemigos sumidos en el tranquilo sueño del que no despertarían. Recordó haber elegido a sus víctimas, abarcándolas con el girar aún silencioso de su ametralladora. Sobre todo, a una de ellas: un soldado que se retorcía en el remolino de una pesadilla. Tal vez soñaba en ese momento en un túnel idéntico pero inverso al que les estaba acercando al exterminio. En un pensamiento suficientemente extenso y flexible, esas distinciones en realidad carecían de importancia. Era despreciable la circunstancia de que uno fuese el exterminador y otro la víctima inminente. Pero en ese momento todavía no podía saberlo.



Sólo recordó que había vaciado íntegramente su ametralladora. Recordó que cuando la automática se le había finalmente recalentado y atascado, la abandonó y siguió entonces arrojando granadas de mano, hasta que sus dos brazos se le durmieron a los costados. Lo más extraño de todo era que, mientras sucedían estas cosas, le habían atravesado recuerdos de otros hechos, reales y ficticios, que, aparentemente no tenían entre sí ninguna conexión y acentuaban, en cambio, la sensación de sueño en que él mismo flotaba. Pensó, por ejemplo, en el escapulario carmesí de su madre (real); en el inmenso panambí de bronce de la tumba del poeta Ortiz Guerrero (ficticio); en su hermanita María Isabel, recién recibida de maestra (real). Estos parpadeos incoherentes de su imaginación duraron todo el tiempo. Recordó haber regresado con ellos chapoteando en un vasto y espeso estero de sangre.



Aquel túnel del Chaco y este túnel que él mismo había sugerido cavar en el suelo de la cárcel, que él personalmente había empezado a cavar y que, por último, sólo a él le había servido de trampa mortal; este túnel y aquél eran el mismo túnel; un único agujero recto y negro con un boquete de entrada pero no de salida. Un agujero negro y recto que a pesar de su rectitud le había rodeado desde que nació como un círculo subterráneo, irrevocable y fatal. Un túnel que tenía ahora para él cuarenta años, pero que en realidad era mucho más viejo, realmente inmemorial.



Aquella noche azul del Chaco, poblada de estruendos y cadáveres había mentido una salida. Pero sólo había sido un sueño; menos que un sueño: la decoración fantástica de un sueño futuro en medio del humo de la batalla



Con el último aliento, Perucho Rodi la volvía a soñar; es decir, a vivir. Sólo ahora aquel sueño lejano era real. Y ahora sí que avistaba el boquete enceguecedor, el perfecto redondel de la salida.



Soñó (recordó) que volvía a salir por aquel cráter en erupción hacia la noche azulada, metálica, fragorosa. Volvió a sentir la ametralladora ardiente y convulsa en sus manos. Soñó (recordó) que volvía a descargar ráfaga tras ráfaga y que volvía a arrojar granada tras granada. Soñó (recordó) la cara de cada una de sus víctimas. Las vio nítidamente. Eran ochenta y nueve en total. Al franquear el límite secreto, las reconoció en un brusco resplandor y se estremeció: esas ochenta y nueve caras vivas y terribles de sus víctimas eran (y seguirán siéndolo en un fogonazo fotográfico infinito) las de sus compañeros de prisión. Incluso los diecisiete muertos, a los cuales se había agregado uno más. Se soñó entre esos muertos. Soñó que soñaba en un túnel. Se vio retorcerse en una pesadilla, soñando que cavaba, que luchaba, que mataba. Recordó nítidamente el soldado enemigo a quien había abatido con su ametralladora, mientras se retorcía en una pesadilla. Soñó que aquel soldado enemigo lo abatía ahora a él con su ametralladora, tan exactamente parecido a él mismo que se hubiera dicho que era su hermano mellizo.



El sueño de Perucho Rodi quedó sepultado en esa grieta como un diamante negro que iba a alumbrar aún otra noche.



La frustrada evasión fue descubierta; el boquete de entrada en el piso de la celda. El hecho inspiró a los guardianes.







Los presos de la celda 4 (llamada Valle-i), menos el evadido Perucho Rodi, a 1a noche siguiente encontraron inexplicablemente descorrido el cerrojo. Sondearon con sus ojos la noche siniestra del patio. Encontraron que inexplicablemente los pasillos y corredores estaban desiertos. Avanzaron. No enfrentaron en la sombra la sombra de ningún centinela. Inexplicablemente, el caserón circular parecía desierto. La puerta trasera que daba a una callejuela clausurada, estaba inexplicablemente entreabierta. La empujaron, salieron. Al salir, con el primer soplo fresco, los abatió en masa sobre las piedras el fuego cruzado de las ametralladoras que las oscuras troneras del panóptico escupieron sobre ellos durante algunos segundos.



Al día siguiente, la ciudad se enteró solamente de que unos cuantos presos habían sido liquidados en el momento en que pretendían evadirse por un túnel. El comunicado pudo mentir con la verdad. Existía un testimonio irrefutable: el túnel. Los periodistas fueron invitados a examinarlo. Quedaron satisfechos al ver el boquete de entrada en la celda. La evidencia anulaba algunos detalles insignificantes: la inexistente salida que nadie pidió ver, las manchas de sangre aún frescas en la callejuela abandonada.



Poco después el agujero fue cegado con piedras y la celda 4 (Valle-í) volvió a quedar abarrotada.



FIN

RESUMEN- CUENTO- MACARIO.

Macario es un joven que al que su madrina, la señora que lo alberga en su casa, obliga a exterminar cuanta rana salga de la alcantarilla, ya que ella no puede dormir por el griterío que hacen estos animales. Por esta razón su madrina le ha dado un palo a Macario para no permitir que las ranas canten, con la consigna de que si no lo cumple, lo dejará sin comer, y lo maldecirá para que se pudra en el infierno. Y mientras, Macario espera pacientemente a que salgan las ranas para cumplir con su misión, nos cuenta su historia, nos habla del paso del tiempo donde vive, de sus deseos, anhelos, desesperanzas y angustias. De su amor por Felipa y del sabor a flores del obelisco que tiene la leche que bebe de ella.

CUENTO- MACARIO.

Macario


Juan Rulfo

Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero, a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas de comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso... Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la calle. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita de ella y me amarra las manos con las barbas de su rebozo. Yo no sé por qué me amarra mis manos; pero dice que porque dizque luego hago locuras. Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con mentiras. Cuando me llama a comer, es para darme mi parte de comida, y no como otra gente que me invitaba a comer con ellos y luego que me les acercaba me apedreaban hasta hacerme correr sin comida ni nada. No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero... La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién parida; pero no, no es igual de buena que la leche de Felipa... Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos... Felipa antes iba todas las noches al cuarto donde yo duermo, y se arrimaba conmigo, acostándose encima de mí o echándose a un ladito. Luego se las ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que se dejaba venir en chorros por la lengua... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. Y la leche de Felipa era de ese sabor, sólo que a mí me gustaba más, porque, al mismo tiempo que me pasaba los tragos, Felipa me hacia cosquillas por todas partes. Luego sucedía que casi siempre se quedaba dormida junto a mí, hasta la madrugada. Y eso me servía de mucho; porque yo no me apuraba del frío ni de ningún miedo a condenarme en el infierno si me moría yo solo allí, en alguna noche... A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida... Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que irá al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dirá que me perdone, para que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesándose por mí. Todos los días. Todas las tardes de todos los días. Por toda la vida ella me hará ese favor. Eso dice Felipa. Por eso yo la quiero tanto... Sin embargo, lo de tener la cabeza así de dura es la gran cosa. Uno da de topes contra los pilares del corredor horas enteras y la cabeza no se hace nada, aguanta sin quebrarse. Y uno da de topes contra el suelo; primero despacito, después más recio y aquello suena como un tambor. Igual que el tambor que anda con la chirimía, cuando viene la chirimía a la función del Señor. Y entonces uno está en la iglesia, amarrado a la madrina, oyendo afuera el tum tum del tambor... Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza. Pero lo que yo quiero es oír el tambor. Eso es lo que ella debería saber. Oírlo, como cuando uno está en la iglesia, esperando salir pronto a la calle para ver cómo es que aquel tambor se oye de tan lejos, hasta lo hondo de la iglesia y por encima de las condenaciones del señor cura...: "El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice el señor cura... Yo me levanto y salgo de mi cuarto cuando todavía está a oscuras. Barro la calle y me meto otra vez en mi cuarto antes que me agarre la luz del día. En la calle suceden cosas. Sobra quién lo descalabre a pedradas apenas lo ven a uno. Llueven piedras grandes y filosas por todas partes. Y luego hay que remendar la camisa y esperar muchos días a que se remienden las rajaduras de la cara o de las rodillas. Y aguantar otra vez que le amarren a uno las manos, porque si no ellas corren a arrancar la costra del remiendo y vuelve a salir el chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor aunque, eso sí, no se parece al sabor de la leche de Felipa... Yo por eso, para que no me apedreen, me vivo siempre metido en mi casa. En seguida que me dan de comer me encierro en mi cuarto y atranco bien la puerta para que no den conmigo los pecados mirando que aquello está a oscuras. Y ni siquiera prendo el ocote para ver por dónde se me andan subiendo las cucarachas. Ahora me estoy quietecito. Me acuesto sobre mis costales, y en cuanto siento alguna cucaracha caminar con sus patas rasposas por mi pescuezo le doy un manotazo y la aplasto. Pero no prendo el ocote. No vaya a suceder que me encuentren desprevenido los pecados por andar con el ocote prendido buscando todas las cucarachas que se meten por debajo de mi cobija... Las cucarachas truenan como saltapericos cuando uno las destripa. Los grillos no sé si truenen. A los grillos nunca los mato. Felipa dice que los grillos hacen ruido siempre, sin pararse ni a respirar, para que no se oigan los gritos de las animas que están penando en el purgatorio. El día en que se acaben los grillos, el mundo se llenará de los gritos de las ánimas santas y todos echaremos a correr espantados por el susto. Además, a mí me gusta mucho estarme con la oreja parada oyendo el ruido de los grillos. En mi cuarto hay muchos. Tal vez haya más grillos que cucarachas aquí entre las arrugas de los costales donde yo me acuesto. También hay alacranes. Cada rato se dejan caer del techo y uno tiene que esperar sin resollar a que ellos hagan su recorrido por encima de uno hasta llegar al suelo. Porque si algún brazo se mueve o empiezan a temblarle a uno los huesos, se siente en seguida el ardor del piquete. Eso duele. A Felipa le picó una vez uno en una nalga. Se puso a llorar y a gritarle con gritos queditos a la Virgen Santísima para que no se le echara a perder su nalga. Yo le unté saliva. Toda la noche me la pasé untándole saliva y rezando con ella, y hubo un rato, cuando vi que no se aliviaba con mi remedio, en que yo también le ayudé a llorar con mis ojos todo lo que pude... De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada. Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes, o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre. Que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas aunque ande a cada rato pellizcando aquí y allá cosas de comer. Ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos gordos y el maíz seco que le doy a los puercos flacos. Así que ella ya sabe con cuánta hambre ando desde que me amanece hasta que me anochece. Y mientras encuentre de comer aquí en esta casa, aquí me estaré. Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno. Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Ahora estoy junto a la alcantarilla esperando a que salgan las ranas. Y no ha salido ninguna en todo este rato que llevo platicando. Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá, a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que mande a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están... Mejor seguiré platicando... De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco...

RESUMEN- ESCANDELL VIDAL, MARÍA VICTORIA-2.005. " LA COMUNICACIÓN ".

Escandell Vidal, María Victoria. 2005. La Comunicación.


El tema de la comunicación suele ser, por excelencia, el preámbulo de la mayoría de los programas que tienen como finalidad la enseñanza de la lengua. A partir de esta realidad, María Victoria Escandell (MVE), profesora de Lengua Española en la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, nos presenta una obra de carácter instrumental que ofrece una nueva perspectiva para abordar el evento comunicativo en diversos tipos de muestras de comunicación.



En este "librito", como lo denomina su autora, se presenta un modelo de la comunicación adaptado a la luz de la pragmática y de las nuevas formas de comunicación de hoy en día. No se trata, en ningún caso, de un compendio de teorías pragmáticas o de la exposición de una de ellas en particular. Por el contrario, la autora, consciente de la importancia del enfoque pragmático, propone un modelo de comunicación único que se adapta a cualquier muestra de comunicación y que, por tanto, logra explicar e interpretar cabalmente: desde una conversación espontánea hasta un intercambio vía Internet.



La revisión de un número considerable de textos que versan sobre la comunicación muestra que estos, o bien están dedicados a ofrecer un compendio de los distintos modelos de la comunicación (Rodrigo 1995; Cabrera y Pelayo 2001) o bien abordan el evento comunicativo desde una perspectiva que no es pragmática (Jakobson 1975; Maletzke 1976; Malmberg 1974). Los pocos textos orientados a sistematizar la comunicación en contextos diversos y presentarla bajo un esquema amplio, conciliador y actual, le confieren a este libro un gran valor. De esta manera, es indudable que el texto de MVE llena un vacío editorial importante.



El hecho de que esta obra esté escrita en un lenguaje diáfano, con pocos términos especializados, permite que un público bastante amplio tenga acceso a ella. Como lo afirma MVE (p.7), La comunicación será útil tanto para profesores como para estudiantes. A los primeros, les servirá para "salvar la distancia entre la investigación y la docencia, y ofrecer un enfoque actualizado de los principales aspectos que deben configurar hoy la reflexión sobre la comunicación". A los segundos, les permitirá potenciar el desarrollo de sus habilidades comunicativas y/o iniciarse en el estudio de la comunicación.



La obra reseñada está compuesta por siete capítulos. Al final de cada capítulo se presenta una serie de ejercicios para ser utilizados en el aula de clases. La preparación de los ejercicios estuvo a cargo de Manuel Martí Sánchez, investigador del Instituto "Pío Baroja" de la Universidad de Alcalá.



En el primer capítulo, "Algunas reflexiones iniciales", la autora toma como punto de partida el modelo de la comunicación propuesto por Jakobson (1975). Una vez presentadas las inadecuaciones que supone esta visión errónea y simplista de la comunicación, donde el papel del código es excesivo y el rol del contexto es muy secundario, MVE le dedica un apartado a responder cada una de las siguientes interrogantes: ¿cómo nos comunicamos?, ¿con quién?, ¿cuándo?, ¿qué comunicamos?, ¿para qué?, ¿por qué medio? y ¿en qué situación? Aunque el cuestionamiento del código como condición necesaria y suficiente para que se produzca la comunicación es reiterativo a lo largo de todos estos apartados, en la respuesta a dichas interrogantes el énfasis se sitúa, fundamentalmente, en la consideración de los factores extralingüísticos que completan –y concretan– la interpretación de los mensajes.



En el segundo capítulo, "Un nuevo modelo de la comunicación: elementos, representaciones y procesos", MVE propone una nueva versión del esquema tradicional de la comunicación. En esta versión, que da cabida a un enfoque más dinámico, se distinguen tres categorías: ELEMENTOS, REPRESENTACIONES y PROCESOS. Los elementos constituyen el nivel más básic; compuesto por EMISOR, DESTINATARIO y SEÑAL. En las representaciones, entidades mentales no perceptibles, se contempla OBJETIVO, DISTANCIA SOCIAL, SITUACIÓN y MEDIO. Por su parte, en los procesos, aquellas operaciones vinculadas a la transmisión de la información, se incluye la CODIFICACIÓN/ DESCODIFICACIÓN y la OSTENCIÓN/INFERENCIA. En este capítulo, además de proponer el nuevo modelo, la autora define a grandes rasgos sus componentes principales. En lo sucesivo, MVE presenta un análisis detallado de lo esbozado en este capítulo.



En el tercer capítulo, "La situación y el medio", la autora comienza la exploración minuciosa de los elementos más externos que forman parte de las representaciones: la situación y el medio. En cuanto a la situación, se desarrollan los conceptos de REPRESENTACIÓN SOCIAL y REGISTRO LINGÜÍSTICO o VARIEDAD DIAFÁSICA. La representación social, asociada a los conceptos de marcos, guiones, situaciones institucionales públicas y privadas, se entiende como el conocimiento específico que poseen los hablantes sobre ciertas situaciones comunicativas. Por su parte, la variedad diafásica se define como el conjunto de características lingüísticas relacionadas con el uso de la lengua en una situación comunicativa concreta. Estas características permiten distinguir diferentes registros: formal, informal, elevado y casual. En cuanto al medio, se abordan dos aspectos. En primer lugar, las diferencias que, más allá del canal, existen entre oralidad y escritura. En este sentido, se cuestiona que, por lo general, la caracterización de ambas modalidades se limita a rasgos definitorios y esenciales que responden sólo a algunas de sus manifestaciones prototípicas. Por ejemplo, una conferencia, a pesar de su carácter oral, no se relaciona de ningún modo con la informalidad e improvisación que suele asociarse a la oralidad. En segundo lugar y haciendo énfasis en la oralidad, la autora destaca la modificación intencional de las señales paralingüísticas a través de la duración, el timbre y la intensidad de la voz. Con esto, MVE muestra cómo las propiedades físicas de los sonidos pueden modificarse a fin de originar determinadas representaciones. Lo expuesto por la autora en este capítulo deja claro de qué forma la situación y el medio determinan las elecciones lingüísticas de los hablantes.



En el cuarto capítulo, "La distancia social", MVE observa otra de las categorías de las representaciones que determinan la adecuación del uso del lenguaje por parte de los seres humanos. Por distancia social se entiende (p. 57): "la relación que existe entre el emisor y el destinatario, tal y como la definen las propiedades de los individuos, tanto las físicas o intrínsecas (edad, sexo, etc.) como las sociales (poder relativo, autoridad)." La distancia social está organizada en dos ejes de coordenadas que se combinan entre sí: el eje de JERARQUÍAy el eje de FAMILIARIDAD. El primero incluye las características inherentes de los individuos y sus roles sociales. El segundo comprende el grado de conocimiento y el grado de empatía entre los hablantes. En este capítulo, MVE describe detalladamente los componentes de ambos ejes. A la par de esto, la autora ilustra la compleja relación existente entre la distancia social y las elecciones lingüísticas, es decir, cómo emisor y receptor, según el vínculo que los une (o separa), seleccionan determinados enunciados para comunicarse. En efecto, no utilizamos las mismas expresiones para pedirle un favor a nuestro jefe, a un amigo, o a un desconocido que se sienta junto a nosotros en el Metro.



En el quinto capítulo, "Los objetivos comunicativos", se aborda el último factor que, según la autora, influye en la selección de las unidades lingüísticas. En la comunicación, el propósito se erige como un tipo de representación interna que guía la actividad comunicativa y condiciona decisiva- mente los enunciados que elige el hablante para expresarse. Al tratarse de un enfoque pragmático, los objetivos de la comunicación se vinculan a los actos de habla (Austin 1962, Searle 1969); especialmente a la finalidad o fuerza ilocutiva de los mismos. A partir de esto, la autora explica la estructura interna de los actos de habla y su relación con la distancia social.



En el capítulo sexto, "Codificación e inferencia", MVE centra su atención en los procesos; otra categoría dentro del modelo de comunicación propuesto. Los procesos pueden ser semánticos (como los de codificación/descodificación) o pragmáticos (como los de las inferencias). A su vez, los pragmáticos pueden ser primarios o secundarios. Luego de la clasificación y caracterización de cada uno de los procesos, el capítulo cierra con la relación entre éstos y los contenidos transmitidos lingüísticamente (palabras con contenido léxico, palabras con contenido gramatical, indicadores de función sintáctica y concordancia, deícticos, conectores y marcadores discursivos).



El séptimo capítulo, "Consecuencias y aplicaciones generales", constituye una reflexión no sólo del modelo propuesto y de sus alcances, sino de la teoría bajo la cual se inscribe. La autora señala la importancia de conocer los mecanismos que subyacen a la estructura de la lengua y su uso, comenta la discutida relación entre gramática y pragmática, habla del cambio de enfoque en el estudio del texto y agrega algunas precisiones más en cuanto a los objetivos comunicativos y la distancia social. El capítulo finaliza con unos breves comentarios sobre la comunicación publicitaria y electrónica.



A esta última parte le siguen las respuestas a los ejercicios propuestos en cada uno de los capítulos del libro. Seguidamente, destaca la sección "Lecturas recomendadas". En ésta MVE ofrece bibliografía complementaria sobre los diversos tópicos presentados en el libro y hace un desglose entre referencias generales y específicas (por capítulos).



En Introducción a la pragmática (Escandell 1993), la autora también presenta, al final de cada capítulo, una lista de lecturas complementarias. Dentro de la sección de lecturas adicionales se incluye, además, el apartado "aplicaciones" (p.122) en el que MVE cita obras prácticas que ilustran algunos de los enfoques pragmáticos comentados en el libro. Entre ellas destacan Gutiérrez Ordóñez (1997a, 1997b, 2000) y Yus (2001).



En cuanto a la conformación global del texto, llama la atención que sólo los capítulos I, III, IV, V, VI presenten el apartado "conclusión". Si bien es cierto que los capítulos restantes (II, VII) están orientados, respectivamente, a la propuesta del nuevo modelo y a sus aplicaciones, la ausencia de dicho apartado en los capítulos comentados le resta uniformidad a la obra.



Más allá de esta precisión formal, el libro constituye una excelente reflexión sobre el uso de la lengua pues, como se ha dicho, MVE ofrece una serie herramientas que se adecúan de forma armónica en pro de la interpretación de cualquier muestra de comunicación.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS



1. Austin, John. 1962. Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona: Paidós.



2. Cabrera, Adriana y Neneka Pelayo. 2001. Lenguaje y comunicación. Caracas: Los Libros de El Nacional.



3. Escandell, María Victoria. 1993. Introducción a la pragmática. Barcelona: Antrophos.



4. Gutiérrez Ordóñez, Salvador. 1997a. Comentario pragmático de textos publicitarios. Madrid: Arco/Libros.



5. Gutiérrez Ordóñez, Salvador. 1997b. Comentario pragmático de textos polifónicos. Madrid: Arco/Libros.



6. Gutiérrez Ordóñez, Salvador. 2000. Comentario pragmático de textos literarios. Madrid: Arco/Libros.



7. Jakobson, Roman. [1960] 1975. Ensayos de lingüística general. Barcelona: Seix Barral.



8. Maletzke, Gerhard. 1976. Psicología de la comunicación social. Quito: Ciespal.



9. Malmberg, Bertil. 1974. Lingüística estructural y comunicación humana. Madrid: Gredos.



10. Rodrigo, Miguel. 1995. Los modelos de la comunicación. Madrid: Tecnos.



11. Searle, John. 1969. Actos de habla. Madrid: Cátedra.



12. Yus, Francisco. 2001. Ciberpragmática. El uso del lenguaje en Internet. Barcelona: Ariel.

CAMPAÑA CONTRA LA DROGADICCIÓN.

PRAGMÁTICA.

Pragmática
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BENVENISTE 1.970-RESUMEN. - LUCIO.

INFERENCIAS.

PRECENTES Y ORÍGENES DE LA PRAGMÁTICA.

HACIA UN NUEVO ENFOQUE DE LA COMUNICACIÓN.

EL PROCESO DE LA COMUNICACION.

El proceso de la comunicación. La situación comunicativa.




1. Comunicación humana. Lenguaje verbal.



- El lenguaje verbal mediatiza nuestro pensamiento de dos modos : asimilación y acomodación (véase T-3.2).



2. El proceso alternativo de la comunicación (véase T-1.2, "elementos de la comunicación").



==> Funciones : (véase T-1.1, funciones de JAKOBSON).



==> La codificación tiene 4 niveles : semántico, sintáctico, morfológico, fonológico.



3. Ruido y redundancia (véase T-1.2, "Otros aspectos de la teoría : ruido y redundancia").



4. Concepto de situación



==> Conjunto de elementos extralingüísticos : manifestaciones lingüísticas, personajes (lo que viven, hacen, dicen), referentes presentes o no de lo que se habla ("una paella..."), entorno físico ("la calle...").



==> Relaciones entre lengua y situación :



Libertad relativa del hablante, locutor.

El mensaje es un todo de lengua y situación.

La lengua no describe, sino que expresa ideas, informaciones, opiniones.

La situación impone el habla, otros elementos situacionales no la requieren.

La función narrativa del lenguaje interviene cuando lo que se habla está fuera de la situación.

El diálogo verdadero sólo se da cuando hay convivencia entre los interlocutores.









AMPLIACIÓN : REDACCIÓN DEL MISMO TEMA POR LA WEB :



"PROYECTO AULA" :



EL PROCESO DE COMUNICACIÓN. LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.



1.- EL PROCESO DE COMUNICACIÓN.



1.1.- CONCEPTO.





Los lingüistas y los teóricos definen comunicación como la transmisión de un lugar a otro de una determinada información, y más concretamente, como el proceso de transmisión de informaciones de un emisor A a un receptor B a través de un medio C. Todos los elementos que intervienen en esta transmisión integran el sistema de comunicación.

Desde un punto de vista lingüístico la información ha de tener un carácter intencional y comunicativo. Habría, pues que diferenciar el indicio de la señal. El primero es un hecho que nos hace conocer algo a propósito de otro hecho no perceptible. La segunda es un indicio producido intencionadamente por el emisor para manifestar una intención al receptor.

1.2.- ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO DE COMUNICACIÓN.





Los elementos imprescindibles en cualquier acto de comunicación son:



Emisor. Emite el mensaje y puede ser persona, grupo, animal o máquina.

Receptor. Recibe el mensaje.

Código. Conjunto de signos y de reglas que combinados se utilizan para construir el mensaje.

Mensaje. Informaciones que el emisor envía al receptor. Pueden ser unilaterales o bilaterales, dependiendo de si el mensaje llega o no de forma inmediata al receptor y de si se da o no comunicación recíproca. Estas caracteristicas dependen de dos factores:





De la situación temporal o espacial en que se realiza el mensaje. (Libros o televisión).

De la desigualdad en el conocimiento del código por parte del emisor y el receptor, posiblemente por causas sociales o culturales.



Canal. Vía por la que circula el mensaje.



Los elementos no imprescindibles o extralingüísticos del proceso de comunicación son:



Referente. Es el objeto, de carácter material o no, al que representa o al que remite el mensaje o el signo.

Situación. Conjunto de circunstancias espaciales y temporales, sociales e incluso personales en medio de las cuales se desarrolla la comunicación.

Ruido. Defectos que originan una pérdida de información o que dificultan la comprensión del mensaje.

1.3.- TEORÍA DE LA INFORMACIÓN.





El principio de la comunicación supone una posibilidad de elección. El emisor escoge un mensaje del conjunto de mensajes disponibles; el receptor teniendo en cuenta esas alternativas podrá interpretar adecuadamente el contenido del mensaje.

La cantidad de información que es capaz de suministrar un estímulo depende del número de elecciones posibles o alternativas y de las posibilidades de ocurrencia. El contenido informativo varía en proporción inversa a la probabilidad.

La cantidad de información se mide en bits (binary digits).

En un proceso de comunicación hemos de tener en cuenta la redundancia en la codificación del mensaje. Esta se origina por una serie de reglas superfluas y consiste en el desequilibrio informativo entre el contenido informativo y la cantidad de distinciones requeridas para identificarlo. Su función es compensar los posibles ruidos. Existirían dos tipos de redundancia:



Redundancia inherente. Pertenece intrínsecamente al código. (Género y número).

Redundancia libre. Introducida por el emisor. (Dobletes de CI).



En la recepción de un mensaje siempre queda un grado de incertidumbre, tenemos un conocimiento parcial de la fuente de información. Este grado de incertidumbre lo llamamos entropía, que a veces se define como lo opuesto a la información.

En un acto de comunicación hay información en tanto aumenta el conocimiento del emisor. Cuanto más previsible sea la aparición de una unidad de comunicación, menos contenido aportará. Habrá significación cuando pueda ser decodificada por el receptor.

1.4.- PROCESO DE COMUNICACIÓN.



1.4.1.- Codificación / Decodificación.





No hay que olvidar que el fin último de un sistema de la lengua es la comunicación entre un hablante y uno o varios oyentes, siempre que posean en su mente un sistema lingüístico común.

El proceso de comunicación es un proceso de codificación, llamado onomasiológico. Ante un referente real o mental (estructura profunda de Chomsky), el hablante concibe un mensaje y tiene la intención de transmitirlo, para ello lo codifica según las reglas del código que utiliza; en el caso del lenguaje verbal, debe pasar por varios niveles de codificación: nivel semántico, sintáctico, morfológico y fonológico.

El proceso de recepción se conoce con el nombre de proceso semasiológico, se produce a la inversa que el proceso onomasiológico.

1.4.2.- Ostensión / Inferencia.





Según Sperber y Wilson (1986) la comunicación humana no es sólo un proceso de codificación decodificación. Ostensión e inferencia se refieren, respectivamente a la producción y a la interpretación de evidencias o pruebas.

La comunicación ostensiva consiste, por tanto, en crear pruebas o evidencias que atraigan la atención sobre un hecho para comunicara que algo es de una determinada manera, con la intención de que el otro infiera a qué realidad se está haciendo referencia y con qué objetivo.

"Esta habitación es un horno". Si lo aplicamos en un contexto plenamente helador, ¿dónde estaría la ironía de no mediar la ostensión-inferencia?

1.5.- LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE.







EMISOR = EXPRESIVA.

RECEPTOR = CONATIVA.

CANAL = FÁTICA.

CÓDIGO = METALINGÜÍSTICA.

CONTEXTO O REFERENCIA = REFERENCIAL.

MENSAJE = POÉTICA.

2.- LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.



2.1.- CONCEPTO DE SITUACIÓN.



La situación es el conjunto de los elementos extralingüísticos presentes en el momento de la comunicación. El término "contexto de situación" fue propuesto por Malinowski para definir el escenario donde funciona el lenguaje. Este concepto se refiere sólo a las características que son pertinentes al discurso que se está produciendo.



2.2.- ELEMENTOS DE LA SITUACIÓN COMUNICATIVA.



Para Hymes los rasgos del contexto de situación que pueden ser relevantes para identificar el tipo de acto comunicativo, dentro de un enfoque pragmático son:





El emisor. No se entiende en el enfoque pragmático como un mero decodificador sino como un sujeto real, con sus conocimientos y creencias.

El destinatario. Sólo se refiere a sujetos y no a mecanismos de decodificación. El mensaje está construido para él y condiciona la forma del mensaje.

El tema.

El enunciado. Expresión lingüística que produce el emisor, construido según un código lingüístico. Cada intervención del emisor es un enunciado.

El marco. Coseriu habla de contexto extraverbal para referirse al conjunto de "circunstancias no lingüísticas que se perciben directamente o que son conocidas por el hablante".

Las relaciones físicas de los interactantes: gestos...

El canal.

El código.

La forma del mensaje.

La intención. Necesaria para interpretar correctamente los enunciados.

La información pragmática. Constaría de tres componentes: Información general (conocimiento del mundo), situacional (conocimiento derivado de lo que los interlocutores perciben durante la interacción) y contextual (se deriva de las expresiones lingüísticas intercambiadas en el discurso inmediatamente precedente).

Otra forma de clasificar los rasgos que intervienen en la situación comunicativa es la siguiente:





Datos no físicos. Conocimientos previos de los hablantes acerca del objeto de comunicación, el uno del otro, de las relaciones que los unen.

Datos físicos. Aportados por el entorno.

Datos kinésicos, proxémicos, paralingüísticos...

3.- ENFOQUE PRAGMÁTICO DE LA COMUNICACIÓN.



3.1.- CONCEPTO.





Se entiende por pragmática el estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la comunicación, es decir, las condiciones que determinan el empleo de enunciados concretos emitidos por hablantes concretos en situaciones comunicativas concretas, y su interpretación por parte de los destinatarios. La pragmática es una disciplina que toma en consideración los factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje, precisamente todos aquellos factores a los que no puede hacer referencia un estudio puramente gramatical.

Desde el punto de vista de la Semiótica, la pragmática estudia todos los elementos que intervienen en el uso de los signos. El objeto de la pragmática son los signos en sus relaciones con los usuarios y con todas las circunstancias de su uso efectivo, real.

Morris, máximo estudioso, define la Pragmática como "la ciencia de las relaciones de los signos con sus intérpretes".

3.2.- ACTOS DE HABLA.



La teoría de los actos de habla ha sido elaborada por Searle a partir de la teoría de Austin sobre los enunciados realizativos. Se parte de la base de que el uso del lenguaje está regulado por reglas y principios, junto a las que existen determinadas actitudes por parte de los usuarios. Vd tema 1.



3.3.- PRINCIPIO DE COOPERACIÓN.



Grice (1975) se centra en el estudio de los principios que regulan la interpretación de los enunciados. Su modelo trata de identificar cuáles son los mecanismos que regulan el intercambio comunicativo. Propone una serie de principios no normativos que se suponen aceptados tácitamente por cuantos participan de buen grado en una conversación. Todos se incluyen en los que Grice llama principio de cooperación.



Se podría resumir en una serie de principios que llevan a unas relaciones correctas a la hora de entablar una comunicación, "diga cosas relevantes, verdaderas, claras..."



Se dio cuenta de que sus máximas llevaban a pensar que hablar era una actividad mecánica para transmitir información de la mejor manera posible, por eso habló de otra clase de máximas de las que se deriva que hablar significa también establecer determinados tipos de relación con otras personas. Esto nos lleva al siguiente apartado en que desarrollamos el principio de cortesía propuesto por Lakoff.



3.4.- PRINCIPIO DE CORTESÍA.





Parte de la necesidad de tener en consideración la vertiente social del acto de comunicación.

La cortesía puede entenderse de dos formas diferentes:



Conjunto de normas sociales.

Estrategias conversacionales destinadas a evitar o mitigar los conflictos entre los objetivos del hablante y los del destinatario.



El principio de cooperación tiene como meta asegurar una transmisión de información eficaz. La cortesía es una estrategia al servicio de las relaciones sociales. La cortesía se considera un principio superior que puede hacer legítima la transgresión de las máximas de conversación. Según el tipo de discurso los intercambios pueden ser de dos tipos:



Interaccional. Cuando lo que importa es el mantenimiento de las relaciones sociales y vence la cortesía.

Transaccional. Imprta la transmisión eficaz de información y tienen prioridad los principios conversacionales.



Brown y Levison añaden el concepto de imagen. Cada individuo tiene y reclama para sí una cierta imagen pública que quiere conservar. De la necesidad de salvaguardar esta imagen se derivan todas las estrategias de cortesía. "Usted falta a la verdad".

LINGUISTICA III. " LA PRAGMÁTICA ".

Pragmática




Para otros usos de este término, véase Pragmática (desambiguación).

La pragmática o pragmalingüística es un subcampo de la lingüística, también estudiado por la filosofía del lenguaje y la psicolingüística o psicología del lenguaje, que se interesa por el modo en que el contexto influye en la interpretación del significado. El contexto debe entenderse como situación, ya que puede incluir cualquier aspecto extralingüístico: situación comunicativa, conocimiento compartido por los hablantes, relaciones interpersonales, etc. La pragmática toma en consideración los factores extralingüísticos que condicionan el uso del lenguaje, esto es, todos aquellos factores a los que no se hace referencia en un estudio puramente formal.



Contenidos.

1 Introducción

1.1 Referencia e inferencia

1.2 Teorías pragmáticas

2 Principio cooperativo de Grice

3 Teoría de la relevancia de Sperber y Wilson

4 Teoría de los actos de habla de Austin y Searle

5 Teoría de la cortesía o imagen pública de Lakoff

6 Presuposiciones

6.1 Presuposiciones existenciales

7 Teoría de la argumentación de Anscombre y Ducrot

7.1 En Resumen

8 Análisis pragmático

9 Referencias

9.1 Bibliografía





Introducción .Las oraciones en sí mismas comportan un contenido semántico, pero su significado e interpretación adecuados no dependen sólo de ese contenido sino que requieren un contexto lingüístico definido para ser interpretadas. Es un hecho elemental bien conocido que una misma oración puede tener intenciones o interpretaciones diferentes en diferentes contextos (puede ser literal, irónica o metafórica). De hecho, en pragmática se distingue entre enunciado (acto locutivo) y oración (forma gramatical que toma el acto locutivo). Diversos autores han tratado de caracterizar diversos aspectos del conocimiento pragmático del hablante para explicar cómo este hace deducciones e inferencias sobre la intencionalidad de las frases y, junto con la decodificación gramatical que da el contenido semántico literal, interpreta adecuadamente los enunciados.



Referencia e inferencia .La referencia es un acto realizado por un comunicante que envía un mensaje (ya sea hablado, escrito o mediante otros códigos lingüísticos) para identificar algo. Para este fin utiliza determinadas expresiones. Para cada palabra o para cada sintagma existe un "rango de referencia"; una misma palabra puede referirse a numerosas entidades reales. Incluso podemos referirnos a cosas que no sabemos cómo denominar e inventar un nombre o expresión para ellas.



Sin embargo, la inferencia es un acto que realiza el receptor del mensaje (oyente o lector) para interpretar correctamente la referencia. Las palabras en sí no refieren, sino que el que refiere es quien las emplea si las conoce o aprende. El éxito de cualquier acto de comunicación depende en gran medida de la habilidad del oyente/lector de inferir lo que el hablante quiere decir.



Teorías pragmáticas.El desarrollo histórico de la pragmática ha dado lugar a diversas explicaciones de aspectos parciales del uso del lenguaje complementarias entre sí. Las diversas teorías resultantes se refieren sólo a aspectos parciales, por lo que un estudio completo de todos ellos puede requerir el análisis por parte de varios de esos enfoques. Las teorías sobre la comunicación humana más frecuentemente citadas en los manuales de gramática son:



La teoría de los actos de habla de Searle, basada en el enfoque anterior de Austin, que explica cómo se producen ciertos malentendidos e identifica algunos supuestos detrás de actos convencionales que permiten explicar por qué oraciones con formas gramaticales diferentes tienen aproximadamente el mismo sentido pragmático.

La teoría de la relevancia de Sperber y Wilson, que a través de un esquema semiformal explica cómo los hablantes hacen deducciones e inferencias a partir de lo que se va diciendo en una conversación o interacción lingüística para ir creando un contexto lingüístico en el que interpretar debidamente los siguientes enunciados.

El principio de cooperación de Grice, que, al estilo de la teoría de juegos, estudia cómo los participantes en una interacción usan ciertos principios tácitos que facilitan la inferencia e interpretación de lo que se dice.

La teoría de la argumentación de Anscombre y Ducrot, que analiza los elementos lingüísticos asociados al razonamiento informal, observa cómo los argumentos y las conclusiones son introducidos en una discusión y establece lo que es un argumento típico pragmáticamente pertinente, aunque no estrictamente lógico.

Principio cooperativo de Grice.Artículo principal: Pragmática conversacional

El principio cooperativo, que se expresa en las máximas de Grice, fue redactado por el filósofo Paul Grice con el propósito de describir las reglas pragmáticas que rigen la conversación en lenguaje natural. Supone que quienes intervienen en un intercambio comunicativo acuerdan hacerlo, y tal acuerdo vale para el comienzo o el final de la conversación.



Máxima de Cantidad

Guarda relación con la cantidad de información que debe darse. Incluye dos submáximas:

1) Haga que su contribución sea todo lo informativa que el intercambio requiera.

2) No haga que su contribución sea más informativa de lo que el intercambio requiera.

Máxima de Calidad

Se refiere a la verdad de la contribución, que se especifica también en dos submáximas:

1) No diga lo que crea que es falso.

2) No diga nada de lo que no tenga pruebas adecuadas.

Máxima de Relación (o relevancia)

Comprende la máxima que Grice denomina «Vaya usted al grano» («Haga su contribución relevante»).

Máxima de Modalidad

La supermáxima es «Sea usted claro» y comprende cuatro submáximas:

1) Evite la oscuridad.

2) Evite la ambigüedad.

3) Sea escueto.

4) Sea ordenado.

No obstante, con frecuencia estas máximas no se cumplen. De hecho, se suelen romper de forma intencionada para transmitir información de forma no literal (mediante la ironía, por respeto, etc.) y para generar inferencias pragmáticas, conocidas como implicaturas conversacionales (mecanismos de interpretación que van más allá de lo manifestado en los enunciados).



Teoría de la relevancia de Sperber y Wilson .Las implicaturas, o informaciones implícitas, son los significados adicionales al significado literal, o explícito, que el receptor de un mensaje infiere. Se obtienen a partir del reconocimiento de la intención del hablante, teniendo en cuenta: el significado literal del enunciado, el conocimiento que comparten hablante y oyente, el contexto situacional y la intención del hablante. Se distinguen las implicaturas convencionales -aquellas desencadenadas por elementos léxicos, como "pero" o "incluso" de las conversacionales, que se producen por inferencias pragmáticas. Éstas últimas se dividen en generalizadas y particularizadas según su dependencia contextual sea mayor o menor.



Esta información implícita se caracteriza por lo siguiente:



se trata de una información intencional, esto es, el emisor tiene la intención de transmitir esa información;

se trata, también, de una información no semántica, sino inferida y contextual, deducida conjuntamente del contexto y de las palabras;

mentalmente, es una información que se forma secundariamente tras rechazar como único el significado literal del mensaje.

no se trata de una concreción del significado literal.

no es una información que corrija o niegue la información explícita: simplemente se añade a ella.

No se debe confundir el sentido o significado no literal con el sentido o significado implícito. El sentido no literal supone modificar el significado de las palabras emitidas, esto es, asumir que ese significado no es la información explícita que se quiere transmitir; el sentido implícito es un añadido, relevante, a un significado literal que se mantiene.



Por otro lado, Dan Sperber y Deirdre Wilson rebaten los principios de Grice y demuestran que somos cooperativos porque tenemos algo que ganar: conocimiento del mundo. En tal sentido, aprendemos de aquello que nos resulta relevante: generalmente, aquella información que se pueda incorporar con un mínimo costo de procesamiento y que brinde un máximo beneficio. Así lo relevante puede ser el significado literal del texto como sus implicaturas.



Además está la propuesta de Ducrot sobre la implicatura. Que no solo interpreta el habla como un intercambio de significados, sino como un suceso intersubjetivo en el que intervienen distintos tipos de relaciones interhumanas como las relaciones de poder.



Ducrot hace una clasificación lógica de las presuposiciones o lo implícito en: El implícito del enunciado: cuando para descifrar los significados implícitos de un enunciado no se requiere de su contextualización. Este implícito responde a la pregunta de "¿por lo tanto?" y se infiere mediante procesos lógicos de los enunciados explícitos. Dentro de ellos están todos los presupuestos de existencia. Ejemplo: "Choqué mi carro rojo" implica que tenía un carro y que era rojo.



El implícito basado en la enunciación: son los implícitos que se pueden entender dentro de un contexto. Suelen darnos información sobre lo que el autor tiene por bueno, bello, justo o verdadero; por aquello que le interesa y sobre lo cual habla, el interés del oyente por prestar atención a aquello, y sobre todo las relaciones de poder establecidas entre hablante y oyente. A este tipo de presuposición se le llama sobrentendido. Ejemplo: "¡Te ordeno que cierres la puerta!" implica que el emisor tiene una posición jerárquica superior a la del oyente.



Teoría de los actos de habla de Austin y Searle.Artículo principal: Teoría de los actos de habla

El filósofo inglés J. L. Austin, elaboró en los años sesenta una teoría que se conoce como Teoría de los actos de habla; en ella propuso que hablar no es solamente "informar" sino también "realizar" algo. La propuesta fue conocida a través de su libro (publicado por primera vez en 1962) How to do things with words. Su postura iba en contra de las aproximaciones más tradicionales que veían al lenguaje en función de la mera transmisión de información. Se centró en el estudio de los verbos que denominó "performativos" como prometer, demandar, jurar, acusar, etc.



Para Austin, el acto de habla tiene tres niveles, o se realiza a través de tres actos conjuntos: el acto locutivo, que consiste meramente en enunciar la frase en cuestión; el acto o fuerza ilocutiva, que consiste en llevar a cabo algo a través de las palabras (prometer, amenazar, jurar, declarar); y el acto o efecto perlocutivo, que consiste en provocar un cambio en el estado de cosas o una reacción en el interlocutor.



Muchos investigadores han continuado trabajando con la teoría de actos de habla. El más destacado ha sido un discípulo de Austin, John Searle, quien critica el nivel perlocutivo de los actos de habla, en tanto no es posible predecir los efectos que ocurrirán luego de su producción. Searle considera al acto de habla como la realización de tres actos simultáneos: el acto locutivo -emisión de ciertas palabras-, el acto de predicación -recupera de este modo la importancia del contenido proposicional de los enunciados- y el contenido ilocutivo.



Teoría de la cortesía o imagen pública de Lakoff .De la misma manera que la interacción social se rige por normas de convivencia sociales, también el lenguaje incorpora normas que regulan tal interacción. El estudio de estas normas pertenece a la llamada “teoría de la cortesía”. El propio Grice expuso que además de las cuatro máximas del principio de cooperación (de cantidad, de cualidad, de manera y de relevancia) deberían darse otras condicionantes como el hecho de ser cortés en la comunicación. La propia Robin Lakoff definió la cortesía como un instrumento para suavizar los roces en la interacción social. Es la noción de “imagen social" (negativa o positiva) la que articula dicha teoría. Esto es, es la imagen pública o el prestigio que un individuo desea proyectar y conservar. Puede tomar dos formas: una imagen positiva, que representa el deseo de un individuo de parecer digno de aprobación, y una imagen negativa, que representa el deseo de un individuo de ser autónomo, de no caer bajo el control de otros.



En la conversación, es de interés mutuo mantener la “imagen” de uno y de su interlocutor. Las estrategias de cortesía derivan de esta necesidad de salvar o guardar la cara, ya que es vulnerable.



Muchas interacciones conversacionales son amenazas a la imagen pública.



los mandatos, pedidos, sugerencias, consejos, etc., son amenazas a la “cara negativa” (de autonomía);

las expresiones de desaprobación, desacuerdos, acusaciones, interrupciones, etc., son amenazas a la “cara positiva” (del sentido de valor);

las confesiones y disculpas son amenazas a la “cara positiva” de la persona que las hace.

Por eso, el emisor tratará de suavizar la potencial amenaza, y para ello es necesaria la cortesía.



Presuposiciones .Las presuposiciones son aquello que se da por sentado o supuesto. En Pragmática hay varias definiciones, según:



George Lakoff son supuestos o creencias del hablante sobre el contexto del habla.

Edward Keenan es el conjunto de condiciones que han de satisfacerse para que el acto de habla propuesto sea apropiado a las circunstancias, es decir, para que sea feliz.

Charles J. Fillmore son aquellas condiciones que deben satisfacerse para que un acto ilocutivo concreto sea ejecutado efectivamente al pronunciar las oraciones concretas.

Ray Jackendoff es aquella que implica compartir una información de fondo.

Strawson, son un tipo de inferencia pragmática bajo las siguientes condiciones:

A presupone la afirmación B si y solamente si B es una precondición de la certeza o falsedad de A (Levinson 1984:172).

El símbolo >> se emplea para expresar la relación de presuposición. De tal forma que «a >> b», significa «a presupone b».



Presuposiciones existenciales .Se infieren de expresiones posesivas o determinativas ya que en cualquiera de ellas se asume la existencia de lo expresado por el emisor. Por ejemplo:



1a. Nuestra bicicleta.

1b. Nosotros tenemos una bicicleta.

1c. a. >> b.

2a. El niño está jugando.

2b. Existe un niño.

2c. a >> b

Teoría de la argumentación de Anscombre y Ducrot A diferencia del resto de temas estudiados por la tradición pragmática anglosajona, que se centra en la adecuación de los enunciados a la situación externa, el trabajo de Anscombre y Ducrot apunta más al contexto lingüístico y a la estructura interna del discurso; en particular, a las relaciones implicacionales o encadenamientos de la argumentación discursiva. En concreto, estos dos autores pretenden demostrar que el encadenamiento depende más de la estructura lingüística de los enunciados y de los elementos que los introducen o marcan, que de su contenido semántico o su estructura lógica estricta. Comúnmente, se entiende por argumentación tanto el conjunto de estrategias dirigidas a organizar adecuadamente un discurso persuasivo, como la estructura lógica del razonamiento subyacente. Ducrot y Anscombre consideran que argumentar es, básicamente, dar razones a favor de una conclusión:



Un emisor hace una argumentación cuando presenta un enunciado (o un conjunto de enunciados)  para hacer admitir otro enunciado (o conjunto de enunciados)

Puede decirse, por tanto, que una argumentación es un cierto tipo de relación discursiva que enlaza uno o varios argumentos con una conclusión.



Se tendrá en cuenta que no debe entenderse aquí argumentar como 'demostrar formalmente la validez de una conclusión, o la veracidad de una aserción', ya que la mayoría de las argumentaciones convincentes no son estrictamente lógicas y se basan en otros factores psicológicos, así como de estructura interna de los enunciados, que ejercen un efecto persuasivo sobre el oyente y no tienen que ver con la lógica. La expresión clave, opuesta a la concepción estrictamente lógica, es hacer admitir: se trata de persentar algo como si fuera una buena razón para llegar a una conclusión determinada; pero no se afirma que lo sea realmente.



En Resumen Análisis pragmático.En el análisis pragmático se analizan diferentes variables relevantes para la comprensión de un enunciado o para explicar la elección de determinadas formas superficiales para realizar el enunciado en factor de los factores contextuales. Entre las variables relevantes están:



La situación: En esta parte, se analiza el lugar y el tiempo donde ocurre el discurso.

El contexto socio-cultural.

Las personas presentes y el tipo de relación.

La información presuntamente compartida.

Referencias [editar]↑ Anscombre y Ducrot, 1983, p. 8

Bibliografía [editar]Anscombre, J. C. y Ducrot, L'argumentation dans la langue Lieja: ed. Mardaga (2ª ed), Lieja, 1983. [Traducción española: La argumentación en la lengua, Madrid: Gredos, 1994].

Escandell, María Victoria (2006): Introducción a la pragmática, Anthropos: Madrid, 1996, y 2.ª ed. Barcelona: Ariel, 2006. ISBN 978-84-344-8267-8.

Bertuccelli, M. (1993). Qué es la pragmática. Barcelona: Paidós, 1995.

Reyes, G. La pragmática lingüística. Barcelona: Montesinos, 1990.

Reyes, G. El abecé de la pragmática. Madrid: Arco Libros, 1995.