Lengua. Léxico, gramática y texto: un enfoque para su enseñanza basado en estrategias múltiples / dirigido por Mabel Giammatteo y Hilda Albano. - 1ª ed. - Buenos Aires: Biblos, 2009.
270 pp.; 23 x 16 cm. ISBN 978-950-786-708-8
1. Formación Docente. I. Giammatteo, Mabel, dir. II. Albano, Hilda, dir.
CDD 371.1
Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U.
Armado: Ana Souza
© Los autores, 2009
© Editorial Biblos, 2009
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Esta primera edición
se terminó de imprimir en Primera Clase, California 1231, Buenos Aires,
República Argentina, en abril de 2009.
PRIMERA PARTE
Las palabras
1. Cómo están formadas:
la estructura interna de las palabras
Ana María Pacagnini y Patricia García
1. ¿Qué es la competencia morfológica?
El educador que orienta al estudiante en la aplicación de las estrate- gias necesarias para la comprensión y la producción significativa de tex- tos suele encontrarse con que los resultados de sus intervenciones no siempre son suficientes o aceptables. Enfrentado con esta realidad, se cuestiona por qué el alumno no puede expresar, a través de palabras orga- nizadas coherentemente en textos orales o escritos, lo que cree compren- der. Desde nuestra perspectiva de investigación, consideramos que, si bien los factores que inciden desde el área lingüística en el desarrollo de estas dos macrohabilidades cognitivas son múltiples –desde contar con la capacidad para decodificar con exactitud hasta lograr la producción de textos autónomos–, la información que aporta el componente léxico es determinante para, en algunos casos, desarrollar y, en otros, afianzar la comprensión y la producción oral o escrita de textos de distintos grados de complejidad.
El desarrollo del léxico general es incentivado “naturalmente” por la
posibilidad de expresarse en ámbitos diversos e interactuando con otros usuarios de la lengua. De esta forma, nuevas piezas léxicas se van incor- porando al lexicón, al que, metafóricamente, se describe como un diccio- nario que está en la mente del hablante (Introducción, § 4). Además, cuando se requiere acceder de manera exacta a términos específicos de cada área, resulta necesario dominar un vocabulario que permita com- prender y verbalizar conceptos. Uno y otro procedimiento implican el conocimiento, al menos intuitivo, de reglas de formación de palabras. Éstas pertenecen a la competencia morfológica, que es la parte de la competencia léxica que, según Varela Ortega (2005), incluye el conoci- miento que tienen los hablantes “no solo de la estructura interna de las palabras sino también de la relación formal entre determinadas pala-
[ 47 ]
48 Ana María Pacagnini y Patricia García
bras de su lengua y de los principios que rigen la formación de nuevas palabras” (11). Este conocimiento implica, además, tener capacidad para reconocer palabras posibles y no posibles en una lengua, esto es, que los hablantes puedan emitir juicios acerca de la buena o mala formación de una palabra. “De este modo, se supone no solo que el hablante tiene noción de que existen formas imposibles y otras que son probables sino, más aún, que es consciente de que la realización de palabras posibles se hace en función de las ya existentes. Esta noción de palabra existente es fundamental, pues a partir de ella el hablante toma la base y el modelo de las nuevas formaciones” (Aronoff, 1974, citado por Varela Ortega,
2005). De esta forma, por ejemplo, rechazará por imposibles formas como *v r n i k o o *puertamente y, en cambio, aceptará como probable, aun- que no existente, una forma como *lapicería con el significado de ‘lugar en el que se venden lapiceras’. Sin embargo, hasta que*lapicería no sea una palabra existente, el hablante, por lo general, no formará a partir de ella otro derivado como *lapicerero (el señor que vende en una *lapice- r í a) (Cuñarro et al., 2002: 2).
1.1. ¿Cómo puede beneficiar a la comprensión y la producción de los estudiantes el conocimiento de la estructura de las palabras?
El conocimiento de la estructura interna de las palabras forma parte de un saber operativo que tiene el hablante, pero del que en modo alguno es consciente; por eso, le cabe a la instrucción hacer explícita esta capaci- dad. En lo que sigue, antes de presentar las nociones básicas relativas a la estructura interna de las palabras, planteamos algunos tipos de activi- dades que permiten mostrar cómo se puede articular este conocimiento con la comprensión y la producción de los estudiantes. Estas son:
1) Indagación y explicación del significado de determinadas palabras para hacer explícitos los componentes de su significado. Algunos ejem- plos: hidrolavadora = ‘(máquina) que lava con agua’; impostergable =
‘que no se puede postergar’ (el sufijo; § 2.1), -ble indica la posibilidad de realizar lo que dice el verbo, como en bebible = ‘que se puede beber ’); clarividente = ‘el que ve claramente (las cosas)’, puede aplicarse ‘al que tiene buen entendimiento’ (relación ver-entender) o ‘al que percibe cosas
lejanas’ ➛ ‘adivino’.
2) Inversamente, se podrá trabajar en encontrar la palabra a partir de una definición proporcionada. Ejemplos: ‘retrato de uno mismo’ = auto- rretrato; ‘que tiene dos miembros’= bi-membre; ‘falta de normas socia- les’ = a-nomia.
Tanto en 1) como en 2) la actividad se puede ir graduando para abar- car distintos niveles de complejidad: desde palabras cotidianas conoci-
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 49
das por los estudiantes, con las que solo aplicarían la habilidad como proceso de identificación de las partes, hasta otras más cultas o técni- cas, cuyos significados seguramente desconocen y respecto de las cua- les el procedimiento se vuelve heurístico.
3) Análisis de la estructura de palabras clave de la cultura actual y expli- cación del significado de sus componentes. Por ejemplo, ecología pro- viene de dos raíces griegas: oikós ‘casa’ y logos ‘palabra’, ‘explicación’, de donde se deriva su significado de ‘estudio’; la ecología es, pues, “el estudio de la Tierra entendida como «nuestra casa»”. Otro ejemplo interesante puede ser globalización, formada a partir del adjetivo glo- bal, derivado a su vez de globo, con el significado de ‘planeta’. Cuando se le adjunta el sufijo verbalizador -izar (= ‘hacer’), la palabra adopta el significado de ‘hacer global’, es decir que globalización es ‘lo que se hace extensivo a todo el planeta’.
4) Uso de la reformulación para explicar el significado de palabras que son de uso frecuente (por ejemplo, antibiótico, biología), usando los conectores adecuados (es decir, o sea, dicho de otro modo, etc.) (cap. 8). Por ejemplo: la biología, o sea, la ciencia que estudia la vida.
5) Inversamente, en la lengua escrita, se puede solicitar que los estudian- tes completen textos breves en los que esté ausente el segundo término de una reformulación. Por ejemplo: La ciencia que tiene como objeto de estudio la vida, es decir, la , no solo investiga el comporta- miento de las plantas sino también el de los .
6) Organización de actividades de apertura, es decir, previas a la lectura de un texto o a la introducción de nuevos conocimientos, considerando el léxico que sea indispensable para la comprensión del tema. Se puede trabajar a partir de la relación entre palabras que comparten una misma raíz y conforman una “familia de palabras” (§ 2.1): sismo, sismógrafo, sísmico; terremoto, maremoto; hueso, óseo, osario, etcé- tera.
Para llevar adelante propuestas como las anteriores, consideramos necesario revitalizar el análisis de la morfología de las palabras más allá de la materia Lengua. Este debería ser el modo de enfocar la incorpora- ción del vocabulario disciplinar de todas las asignaturas, dado que, si los estudiantes pueden comprender la estructura y la clasificación de las palabras de acuerdo con los procesos involucrados en su formación, conta- rán con más recursos para explicar el significado de sus componentes y generar, como ya señalamos anteriormente, léxico nuevo a partir de lo aprendido. Por ejemplo, tomando como punto de partida la comprensión de los componentes de una palabra como ecógrafo (del griego ekho =
‘sonido’, y grafo = ‘escritura’), tendrán herramientas para analizar y dedu-
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cir el significado de geoecógrafo, palabra que puede leerse en un texto periodístico como el siguiente, publicado en el matutino Clarín, de Buenos Aires: “[el robot TX araña] Se trata de un geoecógrafo, capaz de escanear el subsuelo con rayos gamma” (“Dicen haber encontrado un tesoro del siglo XVIII”, 25 de septiembre de 2005).
Según planteamos en § 1, partimos del supuesto de que todo hablante de una lengua sabe y conoce, aunque no pueda dar cuenta de ello de un modo técnico, que las palabras no son bloques compactos, por lo que per- cibe la relación entre una forma básica y otra que se relaciona con ella. En esta perspectiva, la competencia morfológica es una habilidad compleja que todo hablante nativo tiene respecto de su lengua, si bien se trata de un conocimiento subliminal y no consciente; por eso, a continuación, expondremos algunas nociones básicas que es necesario explicitar en la instrucción para comprender tanto la estructura de las palabras como sus procesos de formación.
2. Nociones básicas
2.1. La estructura de la palabra
Comparemos una palabra como sol con otras como solar, soleado, insolación y parasol. ¿Qué diferencias notamos? En tanto que la primera no puede descomponerse en partes menores con significado, las otras palabras se componen de partes (como si fueran “ladrillos” con los que se construyen): sol-ar; sol-eado; in-sol-ación, para-sol. Es decir que, por un lado, estas palabras tienen una estructura interna que “refleja una orga- nización jerárquica entre los componentes o m o r f e m a s”1 (Pruñosa, 1996:
173). Por otro lado, en las cuatro palabras reconocemos un elemento común de significación, que se denomina raíz (sol, en el ejemplo que nos ocupa).
1. Dentro del estructuralismo, donde la noción surgió, el morfema se definía como “la menor unidad lingüística dotada de significado”. Sin embargo, luego se reconoció que algunos ele- mentos internos a la palabra no tienen un significado preciso –por ejemplo, re- en re-bajar o
-ferir en trans-ferir– o bien solo funcionan como elementos de enlace –como -t- en cafe-t-ería (cf. lech-ería)–. Por lo tanto, actualmente se prefiere definir al morfema como la “unidad gra- matical mínima, reconocible dentro de la palabra” (Pena, 1999: 66.2.1).
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 51
Las palabras que comparten una misma raíz se consideran emparentadas y forman una “familia de palabras”, por ejem- plo, pan, pan-adero, pan-adería, em-pan-ada o sombr-a, sombr-ear, sombr-ero, sombr-illa.
EJERCICIO Nº 1
En las siguientes palabras reconocer la raíz y subrayarla como en el modelo. En algunas puede haber más de una raíz.
Modelo: Desprolijo
Intoxicación-febril-apasionado-dibujante-lavarropas-descalificar- remodelación-cuidacoches.
¿Cómo se llaman las palabras con más de una raíz?
Respuesta: Compuestas (este tema se desarrolla en § 4.2).
EJERCICIO Nº 2
¿Qué palabras se pueden agregar para formar la familia de las siguientes?
libro flor leche
♣ EJERCICIO Nº 32
En la siguiente “sopa” de palabras, determinar cuáles pertenecen a la misma familia, como en el modelo dado. (En total hay diez familias de palabras, además del ejemplo, y sobran cinco palabras, que no pertenecen a ninguna familia.)
Minotauro Atenas monstruoso guerra hilo lucha ovillo asesinar muerte valiente monstruo destripar desovillar mugido muerto salir Paz llorar remedio salida llorosos ovillar morir mugir mortales atenienses asesinato valentía
irremediablemente saliente tripa
2. Para la realización de los ejercicios señalados con el símbolo ♣ se recomienda la lectura previa del texto “Teseo, Ariadna y el Minotauro” de Graciela Montes, cuya versión adaptada figura al final de este capítulo.
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Modelo: salir, salida, saliente.
•
•
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•
•
•
•
•
•
•
¿Cuáles son las cinco palabras sobrantes, que no pertenecen a ninguna familia?
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•
•
•
•
2.2. Raíz y tema
La raíz, dado que contiene el significado fundamental de la palabra, no puede faltar en ninguna palabra, aunque esté formada por un solo “ladri- llo” o morfema (casos de palabras “monomorfemáticas” o palabras-mor- fema, como sol). Cuando las raíces coinciden con la palabra, decimos que son libres (sol, sal, mar); en caso contrario, decimos que son ligadas (mar- ino, in-vis-ible, sol-ar, sal-ar, etcétera).
Junto con las raíces, otro elemento que es necesario considerar en la
estructura de la palabra es el tema. En una forma verbal como amar, ade- más de la raíz am-, el elemento que se obtiene sustrayendo al infinitivo la desinencia característica -r es el tema: ama-. El tema está, pues, formado por la raíz am- + la vocal temática, que para los verbos de la primera con- jugación es -a (-e para un verbo de la segunda conjugación, como com-er;
-i, para uno de tercera, como viv-ir). Aunque constituye la base de la mor-
fología verbal, el tema no es una “palabra existente” sino una “palabra abstracta”, ya que no aparece jamás solo en la oración y para hacerlo debe unirse a un afijo de derivación –ama-ble– o de flexión –ama-bas–.
Adoptando un criterio homogéneo para analizar la morfología nomi-
nal, en sustantivos como boca o libro también se reconoce la raíz boc- o libr- y una vocal temática, respectivamente, -a y -o. En el nombre, la vocal temática sirve para reconocer la clase a la que la palabra pertenece para la formación del plural; así, los nombres terminados en vocal temática agregan -s (mes-a/mesa-s, elefant-e/elefante-s); en cambio, los nombres
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terminados en consonante (sin vocal temática o con tema en consonante)3
agregan -es (mar/mar-es; árbol/árbol-es).4
2.3. Los afijos
A la raíz se le pueden adjuntar distintos elementos que completan su significado, a los que se denomina afijos. Los afijos se pueden colocar delante o detrás de la palabra, pero no en cualquier orden (no podemos decir *ible-vis-in –por invisible– ni *arsol –por solar–) sino en uno deter- minado. Hay afijos (como in-, des-, etc.) que se adjuntan delante de la base y se llaman prefijos; hay otros, los sufijos (como -ar, -ble, etc.), que se ubi- can detrás de la base.
Ejemplo:
In-vis-ible
Prefijo Raíz Sufijo
Las raíces y los afijos se unen mediante procesos morfológicos que tie- nen ciertas restricciones. Por ejemplo, en tanto que muchos prefijos pue- den unirse a cualquier clase de palabra –por ejemplo, ante-: ante-poner (= V),5 ante-ojo (= N), ante-ayer (= Adv.)– y no cambian la clase de palabra a la que se unen –ojo (N) > ante-ojo (N)–, los sufijos no se pueden adjuntar a cualquier clase de palabra sino que son específicos de diferentes clases (-oso + N: cautela > cautel-oso, -ble + V: respirar > respira-ble– y, además, pueden cambiar la clase de palabra a la que se unen –monstruo (N) > monstru-oso (A) > monstru-osa-mente (Adv.)–.
Finalmente, los interfijos son unidades morfológicas que se añaden
entre la base6 y un sufijo derivativo –por ejemplo -ar, en hum-ar-eda (cf. arbol-eda)– o entre la base y la flexión verbal –por ejemplo en flor-ec-er (cf. ten-er)–, “de tal modo que, si se suprimiera el sufijo derivativo o la fle- xión verbal, el resultado de la combinación de la base y el interfijo sería una formación inexistente en español” (Portolés, 1999: 5043).
3. Excepto -s o -x en palabras graves o esdrújulas, que no cambian en plural: la caries/las caries; el tórax/los tórax; obsérvese, en cambio, compás/compases (dado que es aguda).
4. Cuando las palabras terminan en -á o -é, hacen el plural en -s (mamá-s; café-s); en cam- bio, las que terminan en -í o -ú, agregan -es (ají-es, ñandú-es).
5. Las categorías léxicas consideradas son N = nombre; V = verbo; A = adjetivo; Adv. = adver- bio y P = preposición.
6. Diferenciamos entre raíz (§ 2.1) y base, que es un concepto relacional. La base es el ele- mento a partir del cual opera el proceso de formación, por eso de la base nación deriva nacio- nal, de la base nacional deriva nacionalizar, y de esta última base, nacionalización (mien- tras que la raíz es siempre nación).
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3. Procesos morfológicos
Los procesos morfológicos son de dos tipos: derivacionales y flexiona- les. Utilizamos procesos derivacionales cuando queremos formar nuevas palabras: fax > faxear. En estos casos, en español podemos utilizar tanto prefijos como sufijos.
Los procesos flexionales, en cambio, en español se dan solo mediante sufijos. Su función es incorporar información de tipo gramatical a las palabras como, por ejemplo, género y número en los sustantivos y adjeti- vos: perr-o (masculino)/perr-a (femenino), inteligente (singular)/inteli- gente-s (plural). Otros ejemplos de sufijos de flexión son, para los verbos, el tiempo y el modo: cant-o (presente)/cant-é (pasado); (yo) am-o (indica- tivo)/(yo) am-e (subjuntivo). Estos sufijos mantienen la misma clase en la palabra flexionada: gat-o (N)/gat-o-s (N); corr-e (V)/corr-ió (V).
Los sufijos de derivación o derivacionales, en cambio, se caracterizan por poder cambiar la clase de la base (es decir, aquella palabra de la que estamos partiendo): fin (N) > fin-al (Adj.) > final-izar (V). No obstante, algunos mantienen la clase de palabra y alteran algún rasgo semántico: hombre (N concreto) > hombr-ía (N abstracto); fruta (N) > frut-ería (N, agrega significado locativo de ‘lugar donde se vende, en este caso, fruta’); saltar (V) > salt-icar (V, agrega valor iterativo que indica ‘acción repetida’).
Las palabras que se forman con el agregado de prefijos (como des-pro- lijo, im-par, etc.), de sufijos (como sol-ar, lech-ería, soport-able), o de sufi- jos y prefijos (como in-sola-ción, in-vis-ible, etc.) se denominan palabras complejas (originadas por procesos de derivación) y se diferencian de las simples (como sol, árbol, mar, etc.). Hay una tercera clase, las palabras compuestas (como arcoiris, originadas por procesos de composición), que veremos un poco más adelante (§ 4.2).
♣ EJERCICIO Nº 4
Sustituir las construcciones subrayadas por uno de los adjetivos que figuran en el recuadro.
• El barco zarpó de Atenas con siete muchachas que lloraban y siete
muchachos que tenían temor.
• El Minotauro tenía dientes con mucho filo.
• Teseo, un joven de mucha cautela, sostenía el hilo de Ariadna en su mano izquierda mientras avanzaba por el Laberinto.
• El ovillo que le dio Ariadna a Teseo era de hilo de seda.
• El Minotauro y Teseo se quedaron quietos, en silencio, midiéndose con la mirada.
cauteloso llorosas silenciosos temerosos filosos sedoso
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 55
En relación con lo visto, ¿qué conclusión se puede extraer respecto del sufijo -oso/a? Subrayar la opción que corresponda:
El sufijo -oso/a, que se agrega a un sustantivo X (por ejemplo, cautela
> cauteloso) o a un verbo X (por ejemplo, llorar > lloroso) para formar un adjetivo derivado, significa:
a) que tiene o manifiesta X;
b) que no tiene X;
c) que puede ser X.
♣ EJERCICIO Nº 5
Completar con el adjetivo relacionado con las palabras entre parénte- sis, como en el modelo.
• La embestida del Minotauro le dejó a Teseo una herida (sin importan- cia o relevancia) irrelevante.
• La cicatriz es un rasgo (que se ve) de la herida que le dejó el Minotauro.
• El mugido del Minotauro, pausado y (con ritmo) , se oía desde lejos.
• La espada (que refulgía) que Ariadna le entregó a
Teseo sirvió para acabar con el Minotauro.
• Las medidas (que reprimen) del rey Minos contra los atenienses hicieron que Teseo se decidiera a viajar a Creta.
• El Minotauro, (que tenía sed) de sangre, esperaba a sus víctimas en el centro del Laberinto.
¿Qué sufijos se usaron? Hacer una lista:
• -nte
•
•
•
•
•
3.1. La derivación de sustantivos abstractos
Si bien en los primeros años de la escuela se suele introducir los sus- tantivos mediante ejemplos como perro, libro, chico o plaza, no todos los sustantivos remiten a entidades concretas. Algunos hacen referencia a las propiedades que poseen los objetos, pero pensadas como independientes de ellos.7 “Así concebidas, las propiedades pueden emplearse con artículo
7. De hecho, la etimología de la palabra abstracto remite a la idea de ‘arrastrado hacia fuera’,
‘separado’ (Corominas, 1987: 577).
56 Ana María Pacagnini y Patricia García
e integran la subclase de los sustantivos abstractos” (Giammatteo y Albano, 2006b: 31). Por lo tanto, en lugar de libro difícil o chico inteli- gente, podemos valernos de sustantivos como dificultad o inteligencia y formar sintagmas como la dificultad del libro o la inteligencia del chico.
De modo semejante, las acciones también pueden ser pensadas como separadas de las personas o las cosas que las realizan. Por ejemplo, en la oración La consigna ambigua confundió a los alumnos, el verbo confun- dió tiene como sujeto a la consigna ambigua, pero si quisiéramos conver- tir en sujeto la sensación o el sentimiento que experimentaron los alum- nos, tendríamos que decir La confusión de los alumnos se debió a que la consigna era ambigua. En este último caso, la confusión de los alumnos es el sujeto y su núcleo, confusión, es un sustantivo abstracto. Desde otra perspectiva, mientras el verbo confundió perfila un acontecimiento ya sucedido, el sustantivo abstracto confusión constituye “una nominaliza- ción de un concepto inherentemente verbal” (Cuenca y Hilferty 1999: 84): la diferencia entre estas dos conceptualizaciones es semántica y la con- veniencia de cada una de ellas va a depender de las intenciones comuni- cativas del emisor.
Desde el punto de vista de su formación y uso en la lengua, podemos
decir:
a) Aunque algunos abstractos son palabras simples, como fe o dolor, la mayoría se forma por derivación mediante sufijos específicos que se agregan a la raíz de infinitivos o adjetivos:
La resolución del ejercicio fue correcta. resolución < resolver (verbo)
La fragilidad de su cuerpo se fue fortaleciendo. fragilidad < frágil (adjetivo)
Los abstractos deadjetivales (derivados de adjetivos) manifiestan pro- piedades y se forman mediante el agregado de sufijos como -dad (tran- quil-idad), -ura (hermos-ura); -ez/eza (brillant-ez; asper-eza), etc. Los abs- tractos que indican acciones son de origen deverbal (derivan de verbos) y se forman también mediante sufijos característicos como -ción (deduc- ción), -ada/-ida (lleg-ada, embest-ida), -miento/-mento (rejuveneci-miento comple-mento) o compartidos con los que se usan con adjetivos, como -dad (continu-idad), -ura (rot-ura), -aje (aterriz-aje).
b) Algunos de los sufijos señalados se especializan en la derivación de sustantivos femeninos, por ejemplo, -ura, -ez, -ancia y -encia (cord-ura, ve-jez, prest-ancia y vig-encia), mientras que otros, como -aje y -miento, forman masculino (aterriz-aje y movi-miento).
c) En algunos casos, los sustantivos abstractos no se forman agregando
sufijos sino porque se “provoca un efecto de acortamiento fonológico,
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 57
añadiendo solo una vocal” (Lang, 1997: 193): aprecio < apreciar; odio <
odiar.
d) En su uso propio, los sustantivos abstractos son renuentes a la plura- lización –*fes, *hermosuras–. Sin embargo, cuando están recategoriza- dos8 como concretos, la aceptan más fácilmente: aquellos terribles dolo- res de espalda; sus continuas entradas y salidas. Particularmente en los deadjetivales, el uso de los plurales femeninos no es habitual. No obstante, podríamos decir: No todas las vejeces son iguales; sin embargo, la oración La vejez no es para todos igual no solo es más con- vencional sino que el uso del sustantivo en singular potencia el carác- ter abstracto del concepto de ‘vejez’.
EJERCICIO N° 6
a) Agregar en cada renglón el sustantivo derivado, como en el ejemplo:
• -era: ciego > ceguera
• -ura: loco >
• -idad: responsable >
• -cia: vigilante >
• -nza: confiado >
• -cia: presente >
• -da: mirar >
• -ción: realizar >
• -sión: omitir >
b) Agrupar en dos columnas los sustantivos abstractos, según deriven de verbos o de adjetivos.
SUSTANTIVOS ABSTRACTOS
Deverbales Deadjetivales
Ceguera
8. Una clase de palabra está recategorizada cuando funciona como otra clase o subclase de palabra. En el caso de los abstractos, su recategorización implica que pasan a funcionar como concretos.
58 Ana María Pacagnini y Patricia García
♣ EJERCICIO N° 7
Construir otros textos, en B, que incluyan el adjetivo o el verbo del cual deriva el sustantivo destacado en A.
A B
“Cuando estuvo bien seguro de que no había peligro, Teseo [...] volvió a salir al aire libre...”
“Desesperado por la muerte de su hijo [...], el rey Minos declaró una guerra sin cuartel a los atenienses...”
“... los seis muchachos se adelantaron con el deseo de socorrer al amigo en peligro.”
♣ EJERCICIO Nº 8
Completar con el sustantivo relacionado con la palabra entre parénte- sis, como en el modelo:
• Teseo se comportó con (valiente) valentía.
• El rey Minos era famoso por su (cruel) .
• El Minotauro mataba a sus víctimas con mucha (violento) .
• Ariadna pensó que era mejor la (prevenir) que el
(lamentarse) posterior.
• Los que entraban al Laberinto se pasaban días buscando la (salir)
, pero no lo lograban.
¿Qué sufijos se usaron? Enumerarlos.
• -ía
•
•
•
•
•
4. Otros procedimientos de formación de palabras
4.1. Un tipo particular de derivación: la parasíntesis
Tomemos, por ejemplo, la palabra amontonar. Podemos reconocer al menos tres partes:
a - monton - ar
A + B + C
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 59
Esta palabra corresponde a un tipo particular de formas derivadas, típicas de las lenguas romances (como el español y el italiano), que se caracterizan por tener la siguiente estructura:
A + B + C amontonar pero no: *A + B *amontón ni tampoco: *B + C *montonar
A estas palabras se las llama parasintéticas. Según Jesús Pena (1991): “La parasíntesis se define tradicionalmente como un tipo particular de derivación que se caracteriza por una doble afijación: la adición simultá- nea de un prefijo y un sufijo a la misma base” (116). En otras palabras, podemos decir que un parasintético está formado por tres elementos, A, B y C (siendo B la base), pero que solo puede considerarse ABC como pala- bra bien formada (enriquecer), en tanto que AB (*enrico) y BC (*riquecer) no lo son. Estas construcciones son sumamente productivas en el español contemporáneo.
EJERCICIO Nº 9
En la siguiente lista de palabras, algunas son parasintéticas y otras no. Distinguir las que son parasintéticas de las que no lo son y, en el caso de las primeras, indicar de qué palabra provienen, como en el modelo:
• amontonar: es parasintética y proviene de “montón”
• enloquecido:
• delegación:
• desolación:
• entibiar:
• arrodillarse:
• aquietado:
• alarmado:
• enrollado:
EJERCICIO Nº 10
Derivar, a partir de los siguientes sustantivos y adjetivos, el verbo que corresponda y explicar su significado, como en el ejemplo:
• pedazo > despedazar: romper en pedazos
• rollo >
• tibio >
• loco >
• barco >
• noche >
• quieto >
60 Ana María Pacagnini y Patricia García
4.2. La composición
La composición es un proceso de adición en el que el elemento añadido a la base es otra base. Para poder crear y comprender los compuestos, el hablante debe conocer la existencia de una relación sintáctica o semántica entre sus constituyentes. En el conocimiento de esta relación se mani- fiesta el carácter relativamente motivado de este subtipo de unidades for- madas por más de un lexema.9 Los compuestos son monorreferenciales (tienen un único referente) y funcionan en la oración como una única pala- bra. Es importante destacar que, si bien pueden conservar rasgos genera- les de significación de las dos bases que los constituyen, los compuestos tienen una significación agregada, que va más allá de la suma de los sig- nificados de sus constituyentes.
La composición es un proceso morfológico que, como la derivación, per- mite la formación de palabras nuevas a partir de otras ya existentes. Sin embargo, mientras que una palabra derivada está constituida por una forma libre más un afijo de derivación (forma ligada con posición fija), una palabra compuesta está constituida generalmente por dos formas libres, es decir, por dos palabras o “constituyentes”, a los que llamaremos base1 y base2. Como puede verse en los ejemplos de la tabla siguiente, la composición, desde un punto de vista formal, consiste en la concatenación de palabras pertenecien- tes a una determinada categoría léxica.10 El resultado es otra palabra, cuya categoría puede coincidir o no con la de los constituyentes.
Base1 Base2 Compuesto
[pelo]
N
[rojo]
A
> [ [peli]
N
[rrojo] ]
A N
[media]
A
[noche]
N
> [ [media]
A
[noche] ]
N N
[limpia]
V
[botas]
N
> [ [limpia]
V
[botas] ]
N N
[sube]
V
[mano]
[baja]
V
[atar]
> [ [sub(i)]
V
> [ [mani]
[baja] ]
V N
[atar] ]
N V N V V
[mal]
[decir]
> [ [mal]
[decir] ]
Adv N
Adv V V
[sin]
P
[vergüenza]
N
> [ [sin]
P
[vergüenza] ]
N N
[boca]
N
[calle]
N
> [ [boca]
N
[calle] ]
N N
[agrio]
[dulce]
> [ [agr(i)]
[dulce] ]
A A A A A
9. Según Leonor Ruiz Gurillo (2002: 335), los compuestos se caracterizan por ser regulares (se inscriben dentro de paradigmas vigentes de creación), isomórficos (cada componente mantiene una relación regular e identificable con el complejo regular) y motivados (se adivi- na el proceso de creación que les ha dado origen).
10. Véase la nota 6 de este capítulo.
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 61
De los ejemplos de la tabla podemos concluir que las reglas producti- vas de la composición en español forman esencialmente nombres, en menor medida adjetivos y raramente verbos.11
5. Las semipalabras o formantes cultos
Además de las raíces y los afijos de los que ya hemos hablado, en la for- mación de palabras dentro de la lengua también intervienen las denomi- nadas semipalabras o formantes cultos. Se trata de bases que provienen de las lenguas clásicas: del latín, del que deriva el español, y también del griego, como bio, fono, hidro, geo, logos, etcétera.
Las semipalabras tienen una gran importancia en la formación de nue- vos términos, sobre todo del vocabulario culto o científico. Dentro de la cultura moderna, circunstancias o acontecimientos novedosos, descubri- mientos de la ciencia o inventos de la humanidad requieren ser nombra- dos de alguna forma, con palabras que hay que crear. Por esta razón, las lenguas generan nuevos términos –como ocurrió con el verbo alunizar, que surgió a partir del momento en que el hombre llegó a la Luna–. Para hacerlo, los hablantes solemos recurrir a diversos procedimientos: uno de ellos es utilizar elementos lingüísticos que pertenecen al caudal de térmi- nos de las lenguas clásicas y que, además, integran el vocabulario culto o científico de diversos idiomas. Sirvan como ejemplos palabras como telé- fono, odontólogo o electrocardiograma.
En la tradición gramatical, estos temas cultos han sido considerados prefijos; sin embargo, se diferencian de los afijos porque no tienen posi- ción fija dentro de la palabra, ya que pueden estar adelante, como los pre- fijos –fono-logía; filo-sofía–, o detrás, como los sufijos –telé-fono, germanó- filo–. A diferencia de las “verdaderas palabras”, las semipalabras no pueden combinarse directamente con afijos flexionales (*bio-s) ni tampoco pueden usarse nunca solas, es decir que siempre actúan como formas liga- das. Por lo tanto, para actualizarse como palabras y poder funcionar ora- cionalmente deben combinarse:
11. La combinación V + V, como puede verse, también da por resultado un nombre (por ejemplo, subibaja). Esto no significa que no existan verbos compuestos en español (como maldecir o maniatar) sino que la formaci ón de los verbos a travé s de la composición no es un proceso productivo. De hecho, los verbos “nuevos” en español suelen formars e sobre todo a través de la derivación (por ejemplo, con sufijos como -ar y - e a r: bioenergizar, tele- fonear).
62 Ana María Pacagnini y Patricia García
a) Con una palabra (por ejemplo musicó-logo o fono-voto). b) Con otra semipalabra (kinesió-logo o audí-fono).
c) Con un afijo, como en las palabras foné-tico, a-fón-ico, bió-tico, hídr-ico.
En los casos a) y b), el resultado es una palabra compuesta; en c), en cambio, forman una palabra compleja.
La presencia de formas cultas es de gran importancia en la constitu- ción de palabras que usamos con frecuencia en la vida cotidiana, tal es el caso de radiografía o biología. Sin embargo, es preciso observar que un número importante de semipalabras integran el vocabulario específico de distintas disciplinas –radiografía es un término propio de la medicina y biología designa a una ciencia–; por lo tanto, descubrir sus significados nos permitirá comprender con mayor exactitud textos especializados. Así, por ejemplo, a partir del conocimiento del formante culto fono (del griego,
‘voz’) es posible reconocer el significado de las palabras fono-logía, fono- voto, telé-fono, audí-fono, entre otras.
EJERCICIO N° 11
a) Combinar las siguientes semipalabras entre sí o con otros elementos para formar palabras existentes en nuestra lengua:
bio grama filo logo geo tele lingüe paleo cracia
b) Averiguar el significado de las semipalabras anteriores y explicar qué quieren decir las palabras formadas, según el modelo.
• bio: ‘vida’ > biólogo: ‘que estudia la vida’; abiótico: ‘que no tiene vida’, etcétera.
• grama: >
• filo: >
• logo: >
• geo: >
• tele: >
• lingüe: >
• paleo: >
• cracia: >
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 63
♣ EJERCICIO N° 12
Leer atentamente el siguiente fragmento y luego resolver:
Los atenienses sabían que Minos era implacable, pero no habían esperado una condición de paz tan monstruosa. Sin embargo, debían aceptar: de otro modo, Atenas terminaría arrasada. Ese mismo año, en un barco de velas negras, partieron siete muchachos y siete muchachas, todos sanos, fuertes y hermosos, rumbo a la isla de Creta. Y los atenienses lloraron en la costa. [...] Y pasaron otros nueve años. [...] Se hizo el sorteo para ver quiénes serían los desgraciados que morirían entre los cuernos del Minotauro. Siete muchachas fueron sorteadas, todas fuertes, sanas y hermosas, y sus padres, llorando desconsoladamente, comenzaron a despedirse de ellas. Teseo, el hijo de Egeo [...], como era tan valiente y tan dispuesto a emprender aventuras, le pidió a su padre que lo enviase a él, junto con otros seis muchachos, al palacio de Minos. [...] El palacio que había mandado construir el rey Minos tenía un nombre: el Laberinto. Dédalo, su inge- nioso arquitecto, lo había diseñado de tal manera que había una cantidad infinita de pasillos y corredores sinuosos, que doblaban a veces hacia la derecha, otras hacia la izquierda, que terminaban retrocediendo, se bifurcaban... Los que entra- ban al Laberinto podían pasarse días y más días tratando de encontrar la salida, pero no lo lograban. De un corredor pasaban a otro. Daban vueltas en redondo. Volvían a pisar sus propias huellas y se perdían irremediablemente. Y, mientras tanto, el Minotauro, sediento de sangre, los esperaba en el centro [...] Ariadna, al ver a Teseo, sintió que el corazón se le entibiaba con la pena y también con el amor que empezaba a sentir. (Graciela Montes, Teseo, Ariadna y el Minotauro, Buenos Aires, Página 12, 1997)
a) Tratar de proporcionar el significado de las palabras en bastardillas sin recurrir al diccionario:
• implacable
• arrasada
• bifurcaban
• irremediablemente
b) Segmentar las palabras subrayadas de acuerdo con el siguiente cuadro:
PALABRA PREFIJO BASE SUFIJO(S) monstruosa monstru(o) -os-a hermosos
atenienses
desgraciados hermosas
64 Ana María Pacagnini y Patricia García
desconsoladamente ingenioso
infinita
salida sediento
entibiaba
c) ¿Cuáles de las palabras de b) son compuestas o parasintéticas?
d) Formar la familia de palabras de monstruosa, ingenioso e infinita.
e) Señalar en el texto todas las palabras flexionadas.
f) Identificar cinco sustantivos abstractos e indicar si son deverbales o deadjetivales.
Lecturas recomendadas
AKMAJIAN, A.R., R. DEMERS y R. HARNISH (1995), Lingüística: una introducción al lenguaje y la comunicación, Madrid, Alianza, cap. 7. “Morfología: la estructura de las palabras”.
LANG, M. (1997), Formación de palabras en español, Madrid, Cátedra.
PENAS SEIJAS, J. (1992), La estructura de la palabra, Secretaría de Publicaciones de la Universidad de León.
SCALISE, S. (1994), Morfologia, Bolonia, Il Mulino (traducción y adaptación de los capítulos 1, 2 y 5 –§§ 5.0 - 5.1, 5.3, 5.5-5.6– de A. Pacagnini, Buenos Aires, Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires).
VARELA ORTEGA, S. (2005), Morfología léxica: la formación de palabras, Madrid, Gredos.
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 65
TESEO, ARIADNA Y EL MINOTAURO
(Adaptación)
Teseo, hijo del rey de Atenas Egeo, se hizo famoso por haber luchado contra el Minotauro. Veinte años antes del nacimiento del héroe ateniense, el hijo de otro rey, Minos de Creta, había sido asesinado cerca de Atenas. Desesperado por la muerte de su hijo, Minos le declaró la guerra a los atenienses. Los dioses del Olimpo, también enojados por el injusto asesinato, colaboraban con Minos contra Atenas, enviando allí sequías y enfermedades.
Por esta razón, los atenienses fueron a visitar el santuario consagrado a Apolo, el oráculo de Delfos, para buscar una solución. Allí, la mujer que hablaba directa- mente con los dioses, la pitonisa, les comunicó que, si conseguían que Minos los perdonase, también los dioses los perdonarían. Entonces mandaron otra delega- ción a Creta para parlamentar con el rey Minos, con el objeto de firmar la paz.
Minos respondió que estaba dispuesto a abandonar la lucha si los atenienses se comprometían a mandarle, periódicamente, siete muchachos y siete mucha- chas para alimentar al Minotauro. Para vengar la muerte de su hijo, Minos había mandado construir un palacio del que no se pudiera salir, en cuyo centro vivía el Minotauro, un monstruo mitad hombre, mitad toro, feroz y devorador, que des- triparía con sus cuernos a los jóvenes enviados desde Atenas.
Los atenienses no habían esperado una condición de paz tan monstruosa. Sin embargo, debían aceptar; de otro modo Atenas terminaría arrasada. Ese mismo año, en un barco de velas negras, partieron siete muchachos y siete muchachas, todos fuertes, sanos y hermosos, rumbo a la isla de Creta. Y los atenienses llora- ron en la costa.
Esto se repitió dos veces. Pero, cuando los embajadores de Creta llegaron por tercera vez, todo cambió. Se hizo el sorteo para ver quiénes serían los que mori- rían en los cuernos del Minotauro. Siete bellas muchachas fueron sorteadas y sus padres, llorando desconsoladamente, comenzaron a despedirse de ellas. Cuando llegó el momento de sortear a los muchachos, hubo algunos atenienses que comenzaron a murmurar contra el rey.
–Egeo nos manda sortear a nuestros hijos –decían–, pero se cuida muy bien de que el suyo no intervenga en el sorteo.
Teseo, el hijo de Egeo, como era tan valiente y tan dispuesto a emprender aventuras, le pidió a su padre que lo enviase a él, junto con otros seis muchachos, al palacio de Minos.
Finalmente, el barco zarpó rumbo a Creta; en él viajaban siete muchachas llo- rosas, seis muchachos preocupados y uno decidido y sin temores: Teseo.
El palacio que había mandado a construir el rey Minos tenía un nombre: el Laberinto. Dédalo, su ingenioso arquitecto, lo había diseñado de tal manera que había una cantidad infinita de pasillos y corredores sinuosos, que doblaban a veces hacia la derecha, otras hacia la izquierda, que terminaban retrocediendo, se bifurcaban... Los que entraban al Laberinto podían pasarse días y días tratando de encontrar la salida, pero no lo lograban. De un corredor pasaban a otro. Daban vueltas en redondo. Volvían a pisar sus propias huellas y se perdían irremediable-
66 Ana María Pacagnini y Patricia García
mente. Y, mientras tanto, el Minotauro, sediento de sangre, los aguardaba en el centro.
Esta podría haber sido la última aventura de Teseo, de no haber estado allí Ariadna, la hija del rey Minos. Cuando ella notó el temor de los jóvenes atenien- ses, se conmovió; pero, al ver a Teseo, sintió que el corazón se le entibiaba de pena y también de amor por el orgulloso y valiente ateniense. Él también reparó en ella.
La noche anterior al sacrificio, Ariadna buscó a Teseo para decirle:
–Extranjero, no quiero que mueras.
–Yo tampoco quiero morir –dijo Teseo–. Quiero matar al Minotauro, aunque el
laberinto sea infinito.
–Hay un modo de encontrar la salida –sugirió Ariadna. Y le mostró un ovillo de
hilo sedoso y fino.
–Con esto podrás salir. Debés atar la punta de este ovillo a una saliente de las
paredes de la roca de los infinitos pasillos. Después, tenés que ir desovillando el
hilo. Para volver bastará con que vayas rehaciendo el ovillo.
Luego, Ariadna le entregó una refulgente espada.
–Esta espada matará al Minotauro –dijo.
Al día siguiente, los jóvenes fueron llevados al Laberinto. Teseo ató la punta
del ovillo a una pequeña saliente de roca y comenzó a avanzar. A lo lejos, cada
vez más nítido, rítmico y pausado, se oía el mugido del Minotauro.
Teseo caminaba cauteloso, sin soltar el hilo de Ariadna de su mano izquierda
y aferrando con la derecha la espada brillante. En un momento, todos giraron
hacia la izquierda y, de pronto, la penumbra del Laberinto se convirtió en una luz
muy intensa. Habían llegado al centro.
De pie, estaba el Minotauro moviendo la cabeza, preparándose para embestir
con sus temibles cuernos. Desde la punta de los pies hasta el cuello era sólo un
hombre grande y fornido, pero su cabeza era de toro, con ojos crueles, labios
gruesos, y cuernos largos y filosos como sables.
–Quédense aquí, junto al ovillo –dijo Teseo, avanzando hacia el monstruo con
la espada en la mano.
El Minotauro lo miró con curiosidad. Se quedaron los dos quietos, silenciosos.
De pronto, el Minotauro embistió bestialmente. Pero Teseo vio venir el ataque
y se echó rápidamente hacia un costado. El hombre-toro giró el cuerpo, buscó con
los ojos al muchacho y se preparó para un nuevo ataque. Las muchachas comen-
zaron a gritar desesperadas cuando vieron al Minotauro avanzar con tanto ímpe-
tu contra Teseo y los seis muchachos se adelantaron con el deseo de socorrerlo.
Pero esta vez Teseo aguardaba al violento monstruo, con la espada alzada. El
Minotauro cayó al suelo, rodando en su sangre.
Cuando estuvo bien seguro de que no había peligro, Teseo terminó de ovillar
el hilo y volvió a salir al aire libre. Cerca de la entrada estaba Ariadna. Teseo la
abrazó, le propuso partir con él a Atenas y ella, sonriendo, aceptó.
Caminando en la noche luminosa de Creta, los atenienses avanzaron hasta la
costa, donde un barco de velas negras los estaba esperando.
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